37. Dirty Mind.

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Al llegar a casa cocinamos algo juntos y luego cenamos.

-Te ves realmente cansada, ve a darte un baño para relajarte, mientras termino de limpiar y ordenar la cocina.-Dijo.

Obedecí, ya que sentía que en serio necesitaba ese baño.

Después de tomar una ducha, salí y Minho estaba esperándome en el sofá.

-Ven aquí. -Dijo mientras abría sus brazos hacía mi.

Obedecí sin pensarlo, me senté junto a él para después verlo rodearme en sus brazos.

-Te extrañé.- Susurró.

-Yo también.-Le contesté en el mismo tono que él.

-Nabi.- Tomó mi cara en sus manos para obligarme a verlo directo a los ojos. -Te quiero. -No pude evitar sonreír, me había vuelto a decir "te quiero" y su manera de hacerlo se sentía tan sincera, que me erizaba la piel. -En verdad lo hago..

-Te quiero más, mi Lino.-Sonrió como tonto al escuchar eso, luego acercó lentamente sus labios a los míos, para sellar esa linda confesión de amor en un beso.

El beso era lento, de esos que te hacen sentir que los segundos son eternos, tranquilo y sin prisa, acariciaba mi cara mientras me besaba, como si quisiera memorizar con sus manos cada pequeña imperfección de mi rostro.

Luego se separó de mi con la misma lentitud con la que me besaba, examinó mi cara.

Me sonrió tímidamente y entonces volvió a besarme.

Minho tenía un gran efecto en mi, porque cada vez que él me besaba, me hacía sentir necesitada, me hacía pensar que un simple beso no era suficiente y eso me aterraba, porque una vez teniendo sus labios frente a mi, no conocía la palabra "límite".

El beso siguió su curso y nosotros solo nos guiabamos por el ritmo del mismo, no fue hasta que sentí su mano pasar por mi cintura para dibujar un camino nada tímido hasta mis caderas, que me di cuenta de la posición en la que nos encontrábamos ahora, Minho estaba sobre mi, apoyando su peso en su brazo libre para evitar aplastarme.

Los besos se habían vuelto más apasionados y al tener su pecho sobre el mío, podía sentir su respiración agitada, sus latidos desenfrenados y ese calor seductor que emanaba su cuerpo.

En algún punto la brillante idea de morder mi labio entró por su cabeza.
Así que lo hizo provocando que un pequeño quejido saliera de mi boca.
Ese "quejido" había sonado más a gemido en realidad.

Sonrió maliciosamente al escucharme hacerlo, regresó su mano traviesa a mi rostro y luego cuidadosamente se quitó de encima de mí, ayudándome a sentarme al igual que él.

-Lo siento Nabi, me dejé llevar. -Se rascaba la nuca nerviosamente.-Creo que quizás deberíamos esperar un poco más. -Lo veía atenta.- No es que no quiera hacerlo, enserio no sabes cuánto lo deseo, pero, quiero darte siempre lo mejor, que todo lo que vivas conmigo sea algo que nunca puedas olvidar.. Y no creo que hacerlo en el sofá sea tan "romántico".

-Podemos ir a la cama si quieres.

Soltó una carcajada después de mi comentario, sin contener la risa que le había causado la forma en la que se lo propuse tan inocentemente.

-Eres un caso perdido ¿No es así? -Dejó un corto beso en mi nariz y otro en mi frente, mientras sujetaba mi cabeza en sus manos. -Pero eres MI caso perdido. -Asentí sonriente.

A la mañana siguiente, ni siquiera había necesitado la alarma para poder despertar, estaba tan ansiosa por volver a ver a Minho que no tenía más ganas de seguir durmiendo.

Luego de tomar un baño, alistarme y desayunar, me fui a casa de Minho.
Corrección: *Mi novio.*

Llegué y como de costumbre, me estaba esperando en la entrada de su departamento.

Entramos, después de ponerme las pantuflas, me dió un beso en la frente.

-¿Desayunaste?- Preguntó mientras me tomaba de la mano y nos adentramos a su casa.

-Lo hice.- Contesté sonriente.

-Bien.. Entonces..- Estaba actuando raro.

-Minho, sé que estamos en una relación y al mismo tiempo trabajamos juntos, pero las cosas no deberían cambiar, sigue siendo tu mismo.- Dije mientras ponía mis manos en su pecho.

Sonrió. -Esta bien, es que ahora tenerte en mi casa me pone mas nervioso que antes.

Dejé un corto beso en su mejilla y empecé a caminar hacía mi escritorio.-No tienes por qué sentirte así, vine a trabajar no a hacer nada indebido. -Volteé para darle una mirada maliciosa y luego escuché su estruendosa risa.

-Ayer no pensabas así.

-Ayer fue ayer, no pienses en el pasado, camina hacia el futuro. -Puse mi bolso en mi asiento y luego algo rojo captó mi atención.

-Dice Disney que le regreses su frase.

Lo escuché decir, pero mi vista y mi atención estaban perdidas en la rosa roja que resaltaba en mi lugar.

-¿Te gusta?- Susurró detrás de mi.

Volteé y lo abracé. -Gracias Min.

Comencé a trabajar, tenía muchos pendientes y correcciones que hacer.

Después de un rato Minho se sentó a mi lado, se dedicaba a verme, pero al mismo tiempo me distraía haciéndome cumplidos, ó acariciando mi cabello, ó dejando pequeños besos en mi mejilla.. Trabajar con Minho como novio es mas difícil que trabajar con él cuando era egocéntrico.

La tentación me está matando, él me seduce desvergonzadamente y yo soy el soldado más débil de Dios.

No soy un ser religioso pero, perdoname Señor, con este hombre a mi lado, quiero pecar.

Mi Libro Contigo (Minho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora