Soy una cerda.
Lo escribo porque lo reconozco y no me da vergüenza admitirlo.
Megan es la mujer más maravillosa del mundo. Hoy me dijo que comienzo el lunes en mi nuevo puesto, recepción telefónica. Me logró ascender porque sabe lo mucho que me cuesta andar caminando mientras cargo mi panza que siempre está repleta, así que lo repito, ¡soy una cerda!
Y ahora parece que voy a poder estar sentada todo el día y hasta podría comer algo de vez en cuando mientras aguardo llamadas.
Ha pasado tanto tiempo que ya no recuerdo lo que es sentir mi barriga vacía y plana. Ahora tengo mi piel siempre estirada y mi panza dura y apretada, y eso me pone super caliente. No quiero ni pensar en regresar a la normalidad, y Megan no me lo permitiría, me dice que soy la mujer perfecta, y que cada centímetro que agrego a mi cintura solo me hace aún más hermosa.
Me estoy mirando al espejo mientras escribo esto. Soy redonda, literalmente mi panza es un contenedor lleno hasta lo que se puede, y es una locura que me sienta tan sexy viéndome así. Pero es que Megan me ve con esos ojos de locura y de amor, ella me ha enseñado que esto es demasiado sensual.
Admito que hay días en los que siento que mi sistema digestivo parece que no va a aguantar. Hay días en que siento que todo mi interior arde. Pero aún así sigo adelante con los festines, por Megan yo no planeo ceder ni un paso hacia atrás. Dejaré que los kilos se apilen en mi abdomen tanto como pueda.
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El diario de Katherine
General FictionUna historia de un amor mortal. Un romance soñado para Katherine qué la llevará hasta sus límites por satisfacer a su pareja. Cada entrada relata sus días al lado de su amada y su peculiar gusto, así como sus esfuerzos qué realiza por satisfacer los...