Diciembre 30

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Veo mi imagen en el techo de la habitación. Soy la mujer con la barriga más grande de este planeta, no tengo duda. Creo que fácilmente puedo competir con un elefante en la cantidad de comida dentro de mí. Mi piel prácticamente rechina. Las estrías cruzan mi barriga de lado a lado. 

Megan insiste en decirme que soy una diosa. Me siento como el ser más sensual de este planeta, mi cuerpo ya no tiene sentido, solamente sirvo para retener cosas dentro de mi, para crecer y ser más grande. 

Acabo de beber diez jarras seguidas de batidos y Megan está preparando platos de postres. Ya no me duele nada, me siento perfecta, estoy lista para que en cualquier momento mi cuerpo llegue a su limite completo, lo seguimos buscando. Tengo ya varios días que mis orgasmos son cada vez más frecuentes y largos, estoy absurdamente sensible. 

Mama estuvo acá hace un rato, usó litros de crema para frotar mi panza. Luego discutió con Megan. Claramente le dijo que debemos bajar el ritmo porque voy a reventar. Ella lo sabe, hasta aquí llega su gallina de los huevos de oro, ya no puedo mucho más. 

Vi su rostro de preocupación, pero no es por mí, es porque ya no tendrá los ingresos qué Megan le da. Mientras me decía lo preocupada qué estaba por mi salud me comí varias hamburguesas, mientras aplicaba crema bebí varios litros de gaseosa. Podía escuchar como todo dentro de mi protestaba, por un momento creí que iba a reventar frente a ella. 

Cuando ella se fue yo estaba tan hinchada qué la mancha en espiral qué era mi ombligo estaba abierta y estirada, ya prácticamente se ha hecho totalmente liso. 

Luego de eso Megan estuvo balanceando mi panza hacia los lados, se mueve como si fuera un monte completo, y luego de algunos movimientos de derecha a izquierda y de vuelta, he comenzado a eructar, fue cómo revertir una inminente explosión.

El diario de KatherineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora