En Ilka, un pueblo perdido en el mundo, hay una creencia extraña entre los lugareños que la joven Sela ha oído desde que llegó meses atrás con la intención de encontrar un hogar. Razón por la cual ha hecho caso a estas palabras, que para ella no ten...
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El pueblo perdido alguna vez había tenido la libertad para compartir con el mundo sus creencias y tradiciones. Pero la guerra llegó y en un intento por sobrevivir, eliminaron cualquier rastro que los cazadores pudiesen utilizar para encontrarlos, dejando su rica historia sólo en su memoria. Pasada de voz a voz, de corazón a corazón, como cuentos sobre un mundo idílico, completamente alejados de la realidad en la que se habían visto obligados a vivir.
Una de esas historias cuenta cómo el pueblo perdido, predilecto por la noche, devoto de la luna, creó una conexión especial con las lechuzas, utilizandolas como medio de comunicación a cambio de cuidados especiales. Volviendose sus fieles compañeras, y ellos, sus guardianes. Quienes tomaron la difícil decisión de dejarlas ir en cuanto la guerra llegó y los cazadores, conscientes de su conexión, comenzaron a eliminarlas.
Por eso, jamás creí que vería una de nuevo, pero, los cazadores no habían creído que verían un lobo de nuevo y yo camino entre ellos.
El sol salía por el horizonte, bañando la nieve entremezclada con el barro que creabamos al caminar en la revisión del area, cuando una pequeña lechuza se posó la rama de un árbol y me observo tan fijo que senti que pudo ver mi alma en ese efimero instante, antes de desaparecer y supetodo lo que debía saber.
El tiempo pasó rápido luego del encuentro que calmó mis nervios. Cuando el sol estaba en lo más alto, mi padre me despidió del lugar con un vago movimiento de cabeza.
El Sr. Lamont no estaba contento con su desempeño y se lo hizo saber a través de una llamada que resultó en una expresión ensombrecida y unas venas a punto de explotar.
No se había encontrado nada más allá del cádaver del sabueso en un lago cercano, indicando que este camino, de Ilka a Bontiel, podría ser el territorio de los lobos, pero no se hallo siquiera un rastro de ellos a pesar de los inmumerables testimonios de la fiesta, en donde había tantas personas que era difícil identificarlas a todas, más aún, si se tiene en cuenta lo limitados que estaban de pronto, por la trágica falta de luz, privandolos del usar el equipo tecnologico de la base.
Los cazadores tenían los ojos vendados y las manos atadas en un bosque que ahora se sentía silenciosamente grande.
Para ellos.
Me retire haciendo una esporádica reverencia, antes de que él escupiera con desagrado y se dirigiera a un escuadrón que había parado un segundo a tomar agua.
Desapareci del lugar antes de oír sus gritos de exigencia. Camine hasta la camioneta hace horas olvidada y conduje hasta mi destino, cansado, pero feliz, increíblemente feliz. Habíamos logrado evitar que corra sangre de algún bando, algo en lo que todos coincidiamos, era mejor evitar, pues, alguna vez, nuestros ancestros recurrieron a esta opción y si queriamos un resultado distinto al que obtuvieron, debiamos actuar distinto a como lo hicieron.
Estacione la camioneta y sin poder evitarlo, cabecee cerrando los ojos por un instante, mientras mi estómago rugia. Sali, intentando no dormirme y subi las escaleras, piso por piso, sintiendo como mi cuerpo crujía a cada paso.
