CAPÍTULO 35 - "A GARRA Y SANGRE"

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El sonido de las aves despertando con las suaves caricias del amanecer era todo lo que se oía en el pueblo sin luz para cuando llegué a el en completo silencio

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El sonido de las aves despertando con las suaves caricias del amanecer era todo lo que se oía en el pueblo sin luz para cuando llegué a el en completo silencio.

Faltaban horas para la primera luna llena y mis nervios lo sabían. La semana había pasado con rapidez para todos, inmersos en nuestras tareas. Tuvimos que adaptarnos a esta nueva versión de Ilka que si bien duraría poco, marcaba un nuevo inicio de algo aún desconocido.
Kai había viajado a Bontiel por su universidad, decidiendo quedarse ahí hasta esta tarde por comodidad y seguridad, pues las patrullas de los cazadores en vez de menguar, habían ido en aumento y si bien, no tenían forma de detectar su gen de cambiaformas, no queríamos arriesgarnos tampoco. La tensión se sentía en el aire, razón por la cual Ian también había estado desaparecido, durmiendo en casa de su padre, ayudando a enmendar el desastre. Apenas nos habíamos visto, pero sabía que todo seguiría así un tiempo más, pues lo que se avecina no es fácil ni bonito para nadie. Razón por la cual la primera misión que Sela recibió fue quedarse en casa y disfrutar de su familia. Al principio hizo un berrinche sobre lo fuerte y capaz que es para tolerar cualquier misión que implique riesgo, pero por lo que he visto, lo único que ha demostrado ser fuerte por el momento, además de su carácter y su mente, es su estómago de tantos postres que ha horneado y se ha devorado, para mi tranquilidad.

Mi estómago gruñó de solo pensarlo, pero ya era tarde para comer algo, ya había llegado a mi destino. El lago congelado.

Hoy era un día importante y apenas había tenido tiempo de pensar en ello, atareada con el ir y venir del bosque a la montaña, asegurándome de que todo esté en orden. Así que sin pensarlo mucho, luego de dar varias vueltas en la cama que apenas había tocado, decidí salir a caminar sin rumbo alrededor de la casa, comenzando a ser tentada por la idea de tomar mis empolvados patines y hacer algo productivo con mi ansiedad.

Aunque admito que no creí que hubiese alguien a estas horas.

El sonido de las cuchillas en el hielo silenciaban las voces de las aves, al punto de que parecían habernos abandonado. No las culpaba, pues las emociones del patinador vestido de de negro se sentían en cada giro, y exhalación.

Jamás creí que alguien en Ilka pudiera hacer un doble axel con tanta ira, pero Caín lo logró.

Como un cisne negro en el gran lago congelado, inmerso en su mente, no me oyó llegar. Por lo que con cuidado, me senté en la helada banca de madera y me limité a observar. Aunque, a mi pesar, el espectáculo no duró demasiado.

Su cuerpo onduló con una gracia tan fría y feroz como su mirada, la cual, clavo en mi, deteniéndose en el acto.

Se sacó lo que parecía ser un auricular y la estridente música que oía, hizo mella en mis oídos.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó bruscamente. El vaho del frío salía de sus labios al igual que por sus ojos.

Su expresión denotaba hartazgo. El interés que alguna vez me había mostrado fue suplantado con hastío cansancio e indiferencia. Pero...¿No podía olvidarme tan fácil o sí? No, no a mi.

LOS GHÖRK (Oficial) | LIBRO COMPLETO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora