Lazo maternal [Minlix]

20

El silencio por parte de ambos era más por frustración que por dolor, el omega se mantenía cabizbajo realmente no tenían ánimos de nada. Jeongin se había dormido rato atrás dejando a sus padres con el pesar en su corazón. La obscuridad los rodeaba, no prendían la luz con temor que el niño despertara.

Estaban en la parte distal de la cama, en el borde. Cada uno sumergido en sus pensamientos.

—Debemos hablar con Jeongin, el debe saber toda la verdad. Es un niño muy listo comprenderá todo.— La voz entre cortada del omega por fin hizo acto de presencia. Dolía muchísimo, pero si era lo mejor para su pequeño el soportaría el dolor de ser rechazado.

—No quiero.— La voz caprichosa de Minho sorprendió al omega quién sin dudarlo lo miró. —¿Por qué debería darle a mi hijo a ese?—

—Min, Christopher es...— Felix trato de ser paciente, contener el llanto ya no era algo que pudiera hacer. Su burbuja de mentira se destruyó, el también era "ese" del otro lado de la historia y él muy bien que lo sabía.

—Seungmin... Minnie, como se quiera llamar.— Recalcó sorprendiendo a Felix, quien con la poca luz dentro de la habitación podía ver perfectamente como Minho fruncía sus cejas y hacia esa expresión con su boca. —Se atreve a irse y después que nos destruyó quiere regresar como si nada. No.—

Felix no pudo apartar los ojos ni un momento de las quejas de su esposo, viendo cómo sus ojos y mandíbula templaban.

—Min... ¿Que sientes por Seungmin?— Esa pregunta sorprendió al alfa quien sin temor abrió los ojos lo más grande que podía, esperaba un regaño por parte de su pareja. En cambio preguntaba por su sentir, por aquellos sentimientos enterrados, el omega entre la oscuridad volvió a mirar sus pies. Aún estando ambos tan cerca el uno con el otro la distancia de ese instante fue titánica.
—¿Ya olvidaste tu amor por él? Yo no lo creo, en lo más mínimo.― Una risa nasal salió sin querer. —Creo que si lo vieras te volverías a enamorar una y otra vez de él.—

—Deja de decir tonterías.— Pidió el alfa, en cambio Felix negó. No se atrevía a ver al menor, en cambio sentía su mirada.

—Es tan lindo, sus mejillas son realmente adorables como un cielo estrellado. Esos ojos soñadores tan brillantes y amorosos, su rico olor a piña, su sonrisa.— La descripción por parte del omega era real, desde el primer momento que lo conoció como el esposo de su ídolo lo imagino como un príncipe soñado. Sus pensamientos viajaron a cómo el alfa escribía su amor en sus libros, ese hermoso sentimiento solo podían ser la inspiración de un hermoso ser. —Si, puedo apostar por ello.—

—No lo amo, ya no lo hago.— La voz temblorosa por parte del alfa hicieron a Felix negar, sabía que mentía.

—Lo haces, yo lo sé.― Sonrió. —Pasaron cuatro años que lo dejaste de ver, pero ni una pizca de tu afecto se fue. Quisiste odiarlo, pero también sé que lo seguías buscando. Está bien, está también bien que te sientas agraviado en este momento. Pero...