Felix siempre fue considerado un omega defectuoso, después de sus diecisiete su olor desapareció de un día para otro. Muchos ignorantes en esa época crearon una inseguridad realmente grande en su corazón, diciendo que era un beta, tachandolo de perv...
De aquí en adelante habrá un gran salto del tiempo y algunas partes son sueños de Felix.
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Las contracciones comenzaron en la visita de aquella extraña pareja. Felix estaba feliz por Changbin y Mingi, habían quedado como buenos amigos en lo que pasaba el embarazo del joven omega.
Quien había tocado la puerta momentos antes eran ellos, quedándose a una plática realmente linda y relaja. Felix no entendía que decían, pero su cálido corazón lo hacía sonreír tan lindo como lo hacía ese par.
Movían la boca sin emitir sonido, solo los fuertes espasmos en su vientre lo hicieron levantarse. Cosa que no fue buena ya que una nueva contracción lo atacó haciendo que se se doblara del dolor, sosteniéndose de la mesa como apoyo.
Changbin lo traía tomado del brazo guiando a ambos embarazados al elevador. Miró aquel mueble de metal, frente a él. Cómo al abrirse su cara se iluminó de más temiendo que si no entraba en ese momento algo malo podria ocurrir.
Al avanzar dentro de este ya no estaba Changbin sosteniendo su brazo como apoyo, ni siquiera estaba Mingi diciéndole que todo estaba bien.
Ahora las luces blancas corrían arriba de él, el grupo de enfermeros corría sosteniendo la camilla. Felix sintió la mano de Minho sobre la suya, brindándole apoyo.
—Todo va estar bien, Lix. Te lo prometo, no tengas miedo.— La sensación se sintió tan real, sus manos y las lágrimas por parte de su esposo eran reales. Pero al mirar sus manos estaba manchadas de sangre. Toda su ropa lo estaba.
La puerta estaba tan cercana, su corazón estaba latiendo bastante rápido. El miedo de entrar a la sala de partos lo asustó y más aún cuando Minho lo soltó, los habían separado.
Por más que trataba de mirar atrás no podía hacerlo, por mucho que gritara por la ayuda su alfa este no regreso a tomar su mano. El pasillo se volvió oscuro, las grandes puertas del quirófano se iluminaron y crecieron tan altas sin fin. El omega en ese momento vio que estaba solo, la camilla y todos aquellos que lo rodeaban ya no estaba. Solo él y esa enorme puerta.
—¡Mi bebé!— Como una ráfaga de viento aquella voz lo golpeó por la espalda. Asustando su ser. —¡POR FAVOR!— De nuevo fue golpeado por otro gritó quien lo hizo arrodillarse al caer. —¡MINHYUK!—
Felix tapo sus oídos, sintiendo su la herida de nuevo. El dolor y vacío en su pecho. Miró donde venía su voz cargada de dolor pero la obscuridad era quien lo traía, no había nada más.
El viento comenzó a empujarlo, ahora queriendo arrastrarlo a dónde el dolor venía. Lo tiró, haciendo que el omega dejara de cubrir sus oídos y enterrará sus dedos al piso.
Los gritos de dolor lo empujaban aún más, queriendo que se alejara de esa puerta. Recordando una y otra vez cuando despertó y su pequeño Minhyuk ya no estaba junto con él.