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Cuidar de aquel alfa se estaba volviendo un reto

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Cuidar de aquel alfa se estaba volviendo un reto. Después de un mes al ser apuntado por una arma ya no le daba miedo alguno cada que lo hacía, cómo en ese momento. De un movimiento rápido corrió la pistola, saltando cuando está si fue usada.

—Maldito loco.— Maldijo. Haciendo al alfa suspirar.

Casi.— Felix de manera sarcástica guardo el arma, estaba tratando de correr a su dulce niñera, pero ese loco le ganaba en peor estado mental.

Era un desgraciado beta que ni a su aroma se doblegaba, en cierta forma era el nuevo distractor del menor jefe de esa casa. Sin poder salir ya Felix era su única escapatoria del aburrimiento.

—"quisi"— Arremedo con burla —¿Qué es esa mirada?

¿Sabes que una bala puede atravesar tu cerebro en este momento?— Regañó haciendo reír a Felix.

Si quisieras hacerlo lo hubieras hecho hace dos minutos. Estoy vivo, así que come antes de que se enfríe.— No le tenía miedo, por más loco que sonara Lee Minho no era de temer como sus hermanos. Se encamino a la orilla de la cama del menor sentándose y mirando con atención los movimientos contrarios.

Buen punto Lee.— El alfa olió la rica sopa que Felix le había preparado, estaba ahora en la mesita de su dormitorio. Gruñó al ver las pastillas al lado del vaso de agua. —¿Qué es esta porquería?

Tu medicina, estuve revisando tus recetas y soy el encargado que las
tomes.— Habló con simpleza Felix, viendo el momento que estás fueron tomadas y aventadas a dirección de la puerta.
—¿Sabes cuántas personas mueren por no tener las malditas pastillas? Maldito
alfa.

Eres un empleado Lee, no te
confundas.— Gruñó. —¡Tú no eres nadie para hablarme así!

¿Y tú quién te crees para hablarme
así?— Regañó, sacando de su suéter un nuevo frasco. —Traga.

El alfa en un impulso sacó de nuevo su arma, jalando a Felix del brazo, quedando cara a cara. Apuntó sin miedo el menton del mayor. —Lo haré, te juro que lo
haré.

Hazlo, pero toma tu medicina.— Minho con frustración lo tomó de la chamarra bajando el arma y tomándolo sin temor.

—¡Tenme miedo! ¡Maldita sea!

¿Por qué debería de tenerlo? Tú eres un buen alfa.— Aquello descolocó a Minho, quien se quedó quito un momento admirando que tan hermoso y retador rostro tenía Felix.

Sin miedo unió sus labios, disfrutando del dulce toque que el castaño podía darle.

Asco.— Murmuró Minho sobre los labios contrarios, sin miedo y fuerza fue empujado cayendo de sentón lejos del alfa,
sorprendiendo a Felix al ver cómo se limpiaba los labios. —Toma tu medicina— Repitió decidido, enfrentando al alfa.

Lazo maternal [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora