1 Elixir Veracifor.

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La atmósfera de la clase de Pociones estaba impregnada de una tensión palpable cuando el Profesor Snape se acercó a su pizarra de tiza, con su mirada penetrante escudriñando a los estudiantes. Sus labios se curvaron en una sutil sonrisa antes de comenzar a hablar.

-Escuchen atentamente. Hoy trataremos con una poción particularmente... intrigante.- Comenzó Snape, sus ojos oscuros pasaron por cada uno de sus alumnos. -El Elixir Veracifor, como su nombre indica, es una poción que revela la verdad de la mente, pero a diferencia del Veritaserum, depende de la voluntad del bebedor. Poder escuchar sus más oscuros secretos, lo que de verdad piensa mientras mantiene una amigable conversación...Puede resultar muy útil si buscas sacar información con discreción. Y para que funcione, la persona interesada tendrá que beberla también, aunque creo que esto es obvio.-

Un silencio expectante cayó sobre la clase mientras Snape continuaba con su explicación. -Es de la misma familia que el Veritaserum, pero menos peligrosa en su aplicación. No forzará a los secretos de su mente a la superficie, sino que permitirá que los pensamientos fluyan entre quienes hayan bebido de ella. La persona que la utilice, deberá cerrar su mente, ya que el inconveniente de este elixir es que la victima también podrá escuchar sus pensamientos.-

Los estudiantes escuchaban con atención, algunos intercambiando miradas nerviosas. Snape continuó sin inmutarse.

-Los ingredientes, como siempre, son fundamentales en la creación de esta poción. Requiere esencia de Verbena para la claridad mental, lágrimas de Mandrágora para la conexión psíquica y un toque de Polvo de Esmeralda para estabilizar la mezcla. Ah, y no olvidemos las hojas de Alhelí, que representan la lealtad y la...fidelidad.-

El profesor se detuvo por un momento. Observó por unos instantes los rostros nerviosos e incluso sudorosos de algunos alumnos y soltó una risa discreta. -Para que sea eficaz la poción, deben beberla simultáneamente en una cercanía razonable el uno del otro.- Con un último vistazo escrutador a sus alumnos, Snape concluyó su explicación. -Ahora, manos a la obra. Preparen los ingredientes y procedan con extrema precaución. No toleraré ningún incidente en esta clase.-

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El aula estuvo en pleno silencio durante la primera media hora, con el Profesor Snape vigilando de cerca a los estudiantes mientras trabajaban en sus respectivas pociones. Harry y Draco estaban en mesas adyacentes, como solía ser en esas clases.

Harry, concentrado en su tarea, estaba vertiendo lentamente una mezcla de ingredientes en su caldero cuando escuchó a la serpiente murmurar algo al lado.

-¿Por qué siempre tienes que estar tan cerca, Potter? Huele a gato mojado que echa para atrás.- Inquirió Draco, inclinando su rostro ligeramente hacia él.

Harry levantó la vista, encontrándose a Draco mirándolo con visible irritación. -Tal vez porque quiero estar seguro de que no estás haciendo trampa, Malfoy.- Una sonrisa socarrona apareció en sus labios.

-¿Pero que estás diciendo? No plasmes en mi lo que sueles hacer tú, cuatro ojos.- Reprochó el rubio, cambiando su expresión por una molesta.

-¡Oh, lo sé muy bien! Siempre intentas ganar puntos extra de la manera más conveniente.- Respondió Harry, sin quedarse atrás en las palabras hirientes de la serpiente.

El intercambio de palabras aumentaba en intensidad, y los murmullos de la clase se hicieron más audibles. Snape se acercó a la mesa de estos dos, interrumpiendo su enfrentamiento. -¿Es necesario que interrumpan mi clase, señores? Deberían estar concentrados en sus pociones, no en disputas infantiles.- Reprendió tajantemente al dúo.

Harry se quedó mirando su caldero mientras que Draco miraba a su padrino con una sonrisa cómplice. Snape dirigió una mirada severa a Harry antes de continuar con su recorrido por el aula.

¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora