Draco abrió sus ojos con pesadez. La luz del Sol se filtraba a través de la ventana, y el viento mecía las cortinas blancas con una elegancia sutil. Su mirada se posó en el techo durante unos segundos, mientras reflexionaba sobre qué excusa podría utilizar para ausentarse durante un rato, convenciendo a su León. -*Piensa, Malfoy. No puede ser tan complicado...Tiene que haber algo que sirva de excusa.-
Mientras sus pensamientos daban vueltas, su mano acariciaba con suavidad el brazo que reposaba en su pecho. Deslizó los dedos en un recorrido delicado hasta palpar el anillo que le regaló. Con sutileza, acarició la textura de la serpiente en la joya. -*¿Ir a comprar con la excusa de prepararle una cena especial? Pero ya fuimos ayer, y tenemos de todo. Esa excusa es muy vaga...- La frustración comenzó a apoderarse de él; su ceño se frunció de manera notable y un ligero chasquido de labios expresó su malestar. Con cuidado, apartó la mano que abrazaba el anillo para echar hacia atrás su flequillo. -*¡Échale imaginación, joder!-
Un ligero movimiento de Harry rompió su ensimismamiento. Draco inclinó el rostro hacia abajo, observando cómo su León enfatizaba su cercanía. La mano que reposaba en su pecho se elevó, recostándola de nuevo en la clavícula del rubio. Ese pequeño acto hizo que el rubio cambiase su molestia por una mirada enternecedora.
La noche anterior, habían prolongado su tiempo bailando, sumergiéndose en un momento mágico compartido. Entre risas y complicidad, se entregaron el uno al otro, creando una experiencia imborrable en sus memorias. Después de ese momento especial, se dejaron llevar por el cansancio y cayeron profundamente dormidos, sumidos en la serenidad y la calma de la noche, que estaba marcada por el resplandor de estrellas que adornaban el firmamento con su luz titilante.
-*¡Si es que es la cosita más linda de este universo!- Exclamó Draco en su interior, reflejando un brillo especial en su mirada que solo lograba sacarle el León. Pasó una mano por su frente, acariciándole con cariño, pero pronto notó que esta estaba más caliente de lo habitual. Extrañado, retiró su mano y la colocó sobre su propia frente, tomando su temperatura. -*Puede ser que ayer tomase mucho el Sol...-
Un estornudo captó de nuevo la atención de Draco. Extrañado, depositó con delicadeza el cuerpo de Harry en el colchón, colocándolo boca arriba. Mientras lo acomodaba, notó un ligero sonrojo que adornaba las mejillas del León, señal de que podría tratarse de un resfriado.
Cuando Harry abrió los ojos con esfuerzo, sintió su cuerpo más pesado de lo habitual. Al enfocar la vista, se encontró con el rostro preocupado de Draco, lo que al principio le desconcertó. -Buenos días, amor.- Murmuró Harry a duras penas, ya que su voz salió algo rasgada. El malestar que sentía le hizo comprender rápidamente por qué su novio lo miraba con tanta inquietud. -Me encuentro un poquito mal...- Añadió con sinceridad.
-Ya lo veo...- Musitó Draco con suavidad. Coger un resfriado en verano era algo imprevisto, y no había imaginado que su León pudiera enfermarse.
-¿No hemos traído nada de medicinas ni pociones de casa, no?- Preguntó Harry mientras intentaba enderezarse un poco en la cama.
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¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)
FanfictionSi os gusta lo romanticón y dulce, con un poquito de drama, este es vuestro Fanfic: Harry Potter y Draco Malfoy, en medio de una acalorada pelea en clase de Pociones, son castigados por el Profesor Snape a beber un Elixir que conecta sus pensamiento...