El amanecer tiñó el cielo de tonos dorados y rosados, marcando el inicio de un nuevo día en Hogwarts. Los rayos del sol se colaron por las ventanas de las salas comunes, despertando a los estudiantes de sus sueños y llenando de luz el castillo.
La noche anterior, en la quietud de su dormitorio, Harry había llegado a una conclusión. La tensión y los celos que habían dominado su interacción con Draco no hacían más que complicar las cosas. En lugar de acercarlos, aquel absurdo juego parecía estar alejándolos cada vez más. Harry sabía que debía ponerle fin antes de que las cosas empeoraran. Además, había notado la clara reticencia de Draco a hablar sobre el tema, lo cual hacía que cualquier conversación fuese casi imposible. Por lo tanto, había decidido no mencionar el asunto, al menos por el momento, y esperar a que las aguas se calmaran antes de abordarlo nuevamente.
Por otro lado, esa misma noche, Draco paseaba de un lado a otro en su habitación, inquieto, mientras dejaba que sus pensamientos fluyeran en voz alta. Sus pasos resonaban en el silencio del cuarto.
-¿Qué demonios estoy haciendo...? -Murmuró. Aquella oleada de celos lo había dejado perplejo y enfadado consigo mismo. Durante años, había construido un muro de orgullo y frialdad alrededor de su corazón, asegurándose de que nadie pudiera atravesarlo. Sin embargo, el león se había abierto paso a través de sus defensas sin esfuerzo, desbaratando todos sus esquemas.
-Debo encontrar una forma de hablar con él, de explicarle lo que realmente siento, pero después de cómo le grité la otra noche... ¿Cómo puedo esperar que quiera escucharme?- Draco se detuvo en seco. -Después del partido de mañana, lo atraparé y lo llevaré a algún lugar tranquilo para hablar. Debo resolver esto de una vez por todas, antes de que termine volviéndome completamente loco.- Con esa última frase, se metió en la cama y poco a poco fue quedándose dormido.
En esa mañana del miércoles, un zumbido de emoción flotaba en el aire, mezclado con el aroma a desayuno que se servía en el Gran Comedor. Todos sabían que el partido sería un enfrentamiento emocionante.
-¡Vamos, Harry! ¡Eres el mejor buscador que Gryffindor ha tenido en años!- Exclamó Seamus con un puño en alto.
Ron, con la boca llena de tostadas, asintió vigorosamente.
-¡Asegúrate de atrapar la Snitch antes que Malfoy, Harry!- Agregó Dean, asintiendo con una sonrisa.
Este no pudo más que sonreír y asentir a sus compañeros de casa. Sabía que Slytherin contra Griffindor era el partido más esperado por todo el castillo, y le apetecía dar un buen espectáculo. Quería, aunque fuese solo una hora, olvidarse de todo y centrarse en el partido.
En la mesa de las serpientes, Draco se encontraba rodeado de varios miembros de su casa, todos ellos entregados en su apoyo. Algunos sostenían pancartas con su rostro y los colores verde y plateado inundaban todas y cada una de ellas, destacando su respaldo al equipo de Slytherin.
-¡Lo harás de maravilla, Dragoncin, ya verás!- exclamó Pansy mientras se unía a sus compañeros en los vitoreos.
-No hace falta que le digas eso, Pansy. Él sabe que lo va a hacer genial.- Blaise cogió su tostada de mantequilla y se la llevó a la boca, mientras contemplaba aquellas pancartas.
Sin embargo, en ese momento, el partido de Quidditch pasaba a un segundo plano para Draco. Aunque los ánimos de sus amigos lo rodeaban, su mirada se dirigía de vez en cuando al rostro agradecido y sonriente de Harry. Había notado que aquella mirada en particular era su favorita, aunque lamentablemente, no estaba dirigida a él.
La hora del partido finalmente había llegado. El estadio de Quidditch estaba abarrotado de espectadores. Todas las casas estaban presentes, aunque parecía que Gryffindor y Slytherin tenían ocupados la mayoría de los asientos. Aunque había claros de sol, unas nubes cargadas de lluvia ondeaban en el horizonte, lo que parecía indicar que el partido comenzaría soleado pero que al final podría desatarse una tormenta, y algunos de los estudiantes iban preparados con chubasqueros. Los equipos esperaban en sus respectivos vestuarios, sintiendo ese peso en el aire de la tensión antes de empezar.
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¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)
FanfictionSi os gusta lo romanticón y dulce, con un poquito de drama, este es vuestro Fanfic: Harry Potter y Draco Malfoy, en medio de una acalorada pelea en clase de Pociones, son castigados por el Profesor Snape a beber un Elixir que conecta sus pensamiento...