10 Una invitación especial.

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Caminaron juntos hasta llegar al quinto piso. Por el camino, pararon unas cuantas veces para besarse y abrazarse. Draco no soltaba su mano, y Harry estaba más que feliz de mantenerlo cerca.

Finalmente, llegaron a su destino, un lugar que Harry conocía bien. Miraron alrededor para asegurarse de que nadie los viera entrar, y al comprobar que estaban solos, entraron en la sala. 

El baño de los prefectos era un lugar único en Hogwarts, conocido por su elegancia y privacidad. En el centro del baño se encontraba una gran piscina rectangular con borde de mármol, llena de agua tibia y burbujeante. En un extremo de la piscina, se alzaba una fuente esculpida que vertía agua desde una concha dorada sostenida por sirenas esculpidas en piedra. Las velas flotantes iluminaban suavemente el agua, creando un ambiente mágico y relajante. Junto a la piscina, había bancos de mármol y pequeñas mesas auxiliares con toallas suaves y perfumadas. Grandes espejos decorativos adornaban las paredes, multiplicando la luz de las velas y reflejando la belleza del lugar.

Draco no tenía idea de la existencia de ese lugar, y se quedó prendando por la belleza que tenía ante sus ojos. Miró a Harry, y este le regalo una sonrisa cómplice.

-Torneo de los Tres Magos. En la prueba del Lago, no tenía ni idea de como descifrar lo que contenía aquel huevo dorado que recogimos cuando nos enfrentamos a los dragones. Lo abrí en mi Sala Común, y casi nos quedamos sordos todos los allí presentes.- No pudo evitar soltar una carcajada, acordándose del momento. Draco sonrió, contento porque le contase todo aquello. -En la primera prueba, ayude a Cedric contándole en que consistía, y después, él me ayudo a mi, dándome a entender que este era un buen sitio para ir con el huevo.-

-Por eso te llevas tan bien con él, ¿no?- Preguntó Draco sintiéndose un poco inquieto.

Harry abrazó a Draco, apoyando su cabeza contra su pecho. -Escucha, es un buen chico, enserio. Nunca tuve intenciones de tener algo con él que no sea solo amistad.- Dijo Harry para tranquilizarlo. Sintió los brazos de Draco rodearle, apretándolo.

-Lo sé, no hace falta que lo expliques.- Depositó un suave beso en su cabello. 

Se separaron y caminaron hasta posicionarse en el borde de aquella pequeña piscina. La contemplaron durante unos segundos, y Harry comenzó a sentir nervios ante lo que podía suceder allí. Apretó sus labios y sus ojos se entrecerraron. ¿Iba a ser su primera vez allí? A pesar de la calidez del lugar, no le hacía mucha gracia. A él le hubiera gustado un lugar más intimo.

Draco miró de soslayo a Harry, y se percató de sus nervios. Cogió el borde de su suéter y empezó a quitárselo, dejando ver su cuerpo marcado por los abdominales y sus fuertes brazos.

Harry lo observó y su rostro se puso rojo como un tomate. Sus manos comenzaron a temblar, y siguió a Draco, quitándose también la sudadera gris que se puso, dejando al descubierto su piel canela. Su corazón iba a mil revoluciones y su respiración se volvió más profunda. En aquel momento, se sintió desfallecer al ver como Draco se quitó también su pantalón, quedando solo sus boxers en aquel espectacular cuerpo.

Draco dirigió su mirada a Harry de nuevo, notando la intensidad de sus emociones. Con una sonrisa tranquilizadora, se acercó a él, quien estaba temblando ligeramente. Cogió su barbilla y alzó su mirada. Acercó sus labios y le besó suavemente. -*Tranquilo, no haremos nada que no quieras hacer. Vamos a empezar tomándonos un baño, ¿Qué te parece?- No apartó su mirada de Harry ni por un segundo, transmitiéndole confianza y seguridad en cada gesto y palabra.

-*Yo...me gustaría que...nu-nuestra primera vez...- No sabía por donde abordar la situación. Por una parte tenía muchas ganas de hacerlo, pero por otro lado, su miedo al ser su primera vez y aquel lugar no le sugería que fuera un buen sitio. 

¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora