4 Sueño.

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Ron y Hermione intercambiaron miradas de desconcierto después de que Draco se marchase del Gran Comedor y escucharan el susurro proveniente de Harry que los dejó bastante intrigados.

Hermione se volvió hacia Harry con los ojos entrecerrados y una ceja alzada. -Harry, ¿Qué está pasando? ¿Por qué Malfoy se fue así?-

Ron asintió, frunciendo el ceño. -¿A qué viene esa cara triste, hermano? ¿Se ha vuelto a meter contigo, verdad?-

El moreno se sintió atrapado y, con una expresión nerviosa, se mordió el labio inferior. -Chicos, del uno al diez... ¿Qué tan raro es que esté sintiendo algo por Malfoy?-

Ron y Hermione se quedaron completamente mudos ante la confesión inesperada de Harry. No esperaban esa pregunta en absoluto, y se miraron el uno al otro en busca de alguna respuesta, incapaces de formular palabra alguna en ese momento.

Finalmente, Hermione tomó aire para responder, con cierta incredulidad en su voz. -Pero, ¿sabes lo que sientes por él? ¿Amistad o... algo más?- 

Ron, por su parte, todavía estaba procesando la pregunta. 

Harry frunció el ceño y suspiró. -No lo sé. La verdad es que no tengo idea de lo que siento. Pero algo en su mirada y su risa en la biblioteca me hizo sentir de una manera que no puedo explicar.- Soltó una pequeña risa y ocultó su rostro con una de sus manos. -¿Me estoy volviendo loco, verdad? Quiero creer que es por la poción y esta conexión pero...-

Hermione frunció el ceño mientras sopesaba las palabras de Harry. -No diría que estás loco. La conexión que compartes con Malfoy es innegable, y las emociones pueden ser complicadas, especialmente bajo la influencia de una poción. Tal vez solo sea una reacción temporal...No le des muchas más vueltas.- Termino de decir mientras apartaba su plato vacío a un lado.

-...Un once.- Dijo al fin Ron, mientras miraba a su amigo con un rostro horrorizado, como si estuviese viendo una araña gigantesca en ese mismo momento.

Harry no pudo hacer más que reírse por el comentario de su amigo. Se levantó de la mesa, seguido de ellos dos. -Vamos a descansar. Ha sido un día bastante movido el de hoy...- Comenzó a caminar hacia la salida del Gran Comedor. 

Aunque todo parecía indicar que esos sentimientos que estaban comenzando a florecer en él se trataba de aquel elixir que les hizo beber Snape en la mañana, había algo que le decía que no era así. Estaba dispuesto a no dejar aquel malentendido a medias. Si tenía la oportunidad de poder hablar con Draco en la noche, lo haría.

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Draco llegó a su habitación con una sensación agridulce y una mezcla de furia y tristeza que lo abrumaba. La idea de que Harry Potter, su archienemigo, hubiera despertado algo en él, era simplemente inaceptable. Cerró la puerta de su habitación con un golpe, y su furia se reflejó en el movimiento brusco.

-Maldita sea...- Maldijo en voz baja mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, sumido en un pesar. No podía ni siquiera darse el lujo de pensar nada. Al final, estalló, golpeando con el puño la pared de su habitación, liberando parte de su frustración, y luego se detuvo de repente, con la mirada perdida en el suelo.

-¿Pensar de esa manera de Potter? ¡Esto no puede estar pasando!- Se regañó a sí mismo en voz alta. -¡Es solo una maldita poción y una conexión absurda! No hay forma de que pueda sentir algo por él...-

Pasó las manos por su cabello, agarrándolo con fuerza. No sabía cómo manejar esa confusión, y esto no hacía más que aumentar su enfado. -¿¡Por qué tenía que reírse de esa manera!? ¿¡Y por qué tenía que verlo como algo "precioso"!?- Dijo mientras un chasquido se escapaba de sus labios. - Esto es un error... un error tremendo.-

¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora