A Draco le encantaría haberle pedido matrimonio a Harry en un lugar emblemático, donde pudiera disfrutar de vistas impresionantes mientras se arrodillaba ante él, anillos en mano, expresándole todo el amor que sentía y aguardando ansiosamente una respuesta. Imaginaba un momento para inmortalizar en sus memorias, lleno de romanticismo y significado. Sin embargo, esos planes quedaron atrás, eclipsados por una urgencia clara de actuar cuanto antes.
-*Te he hecho esperar tanto...- Pensó Draco, sintiéndose apesadumbrado. Durante el camino de regreso a casa, observaba de vez en cuando el rostro empapado en lágrimas de su León. Reflexionando, se dio cuenta de que Harry, con pequeños detalles, había expresado su deseo de dar un paso significativo en su relación. Ahora comprendía por qué su pareja no se atrevió a dar el primer paso; las dudas y el temor al posible rechazo lo frenaron incontables veces, y seguramente se sentiría un cobarde, desdichándolo aun más.
Draco recordó el último día que compartieron en su departamento, notando cómo Harry miraba con intensidad su mano desnuda mientras compartían un momento íntimo en la ducha. Todas esas señales, esas migajas de pan que Harry dejó en el camino como pistas, fueron recogidas por el rubio bastante tarde, conduciéndolos a la situación actual. Se arrepentía profundamente por no haber actuado antes y por haber esperado a encontrar un lugar idílico para hacer la propuesta.
Sin soltar a su León, Draco abrió la puerta y cruzaron juntos la entrada, cerrándola con un movimiento preciso de su pie. Continuaron caminando hasta llegar a la cama, donde recostó el cuerpo de Harry en el centro de esta con cuidado. Dejó la bolsa con las medicinas en la mesita de noche y se colocó encima de él, acariciando con dulzura su mejilla. En el proceso, retiró con lentitud las gafas del moreno y las colocó a un lado de la cama. Los ojos esmeraldas de Harry aparecieron de nuevo, he hicieron contacto directo con los plateados del rubio. -Permíteme que abra mi corazón, y te exprese con todo mi ser lo valioso que eres para mi y lo mucho te amo...- Con estas palabras, acercó su rostro al de Harry, rozando delicadamente sus labios con los suyos.
El León cerró sus ojos una vez más, permitiendo que la sensación de esos labios se intensificara. Era plenamente consciente de la devoción que Draco sentía por él, y Harry tampoco se quedaba atrás en cuanto a sus propios sentimientos. Por eso, estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para hacer más feliz al rubio, incluso si esa felicidad no llevaba su nombre en el camino.
Draco depositó un suave beso en aquellos labios antes de continuar hablando con sinceridad. -Para mi, vales más de lo que soy capaz de expresar. No puedo estar más agradecido con la vida por tenerte a mi lado...- Bajó su rostro, trazando un recorrido de besos y caricias hasta llegar a su cuello, donde lamio lentamente la piel expuesta, haciendo que Harry soltase un pequeño gemido y su cuerpo se estremeciera. -Mientras quieras que forme parte de tu vida, ahí estaré, porque yo no pienso irme nunca.- Continuó su camino, llevando sus labios hacia el torso de Harry y desabotonando la camisa de tela que llevaba, dejando al descubierto su pecho. -Me siento muy afortunado de tenerte en mi día a día, y no sabes lo feliz que me haces solo con tu presencia...- Draco notó la mano de Harry acariciando su cabello, lo que le inspiró a acentuar aún más sus besos y caricias por el torso de su León. Paró por un instante para alzar su cuerpo, volviendo a observar el rostro de Harry con la ternura plasmada en su mirada. -Y, por eso, no puedo imaginarme una vida sin ti, mi amor...- Agarró la mano que acariciaba su cabello rubio y dejó un cálido beso en ella, sellando sus palabras.
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¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)
FanfictionSi os gusta lo romanticón y dulce, con un poquito de drama, este es vuestro Fanfic: Harry Potter y Draco Malfoy, en medio de una acalorada pelea en clase de Pociones, son castigados por el Profesor Snape a beber un Elixir que conecta sus pensamiento...