15 Confesión y Proposición.

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Draco se adelantó y se detuvo frente a la puerta de su habitación. Con delicadeza, tomó el pomo de la puerta y luego se volvió hacia Harry.

-Cierra los ojos.- Susurró Draco, con una sonrisa enternecedora en los labios.

Harry asintió y obedeció de inmediato. Cerró sus ojos y solo se dejó hacer.

Draco abrió la puerta cuidadosamente. La habitación estaba sumida en la oscuridad total, y el frío ambiente se dejó sentir en los huesos de Harry. Con pasos cortos y cautelosos, avanzó con cuidado para no chocar con nada. Sintió como Draco soltó su mano, haciendo que se pusiese un poco nervioso. Cuando escuchó que la puerta se cerró detrás de él, notó las suaves manos de Draco posándose en sus hombros, haciendo que pegase un pequeño respingo.

-Ya puedes abrirlos...- Susurró Draco en el oído de Harry.

Este obedeció, abriendo los ojos lentamente. La habitación se reveló ante él, tenuemente iluminada por unas velas flotantes que danzaban en el techo. La chimenea había sido encendida, y comenzaba a disipar el frío, aportando calidez a la estancia. Había una mesa de roble oscuro enfrente, y encima de ella, estaba lista la cena que el Elfo domestico de Draco había traído. La cama de matrimonio de Draco estaba adornada con pequeños pétalos de rosa. En el centro de la cama descansaba una pequeña caja de terciopelo. Harry parpadeó un par de veces, sintiéndose como si estuviera en un lugar de ensueño.

Draco se colocó a su lado y le tomó la mano con delicadeza. -Espero que te guste.-

-¿Gustarme? Esto es... no tengo palabras...- Harry apoyó la cabeza en el hombro de Draco, sin dejar de admirar la habitación y grabando cada detalle en su memoria. -Muchas gracias por esto, de verdad.- Agradeció mientras giraba su cuerpo y abrazaba al rubio con cariño.

-Lo hago con gusto...- Respondió Draco, dejándose abrazar por Harry. Acarició con dulzura el cabello del chico y depositó un suave beso en él. -Ven, hay algo que tengo que decirte.- Su tono de voz sonó serio, y Harry le miró extrañado.

Draco guió a Harry hasta su cama. Allí, los dos se sentaron en medio de esta, mirándose directamente el uno al otro y, en el centro de ellos, estaba esa pequeña cajita que Harry no había pasado por alto.

Si antes Harry estaba nervioso, ahora lo estaba mucho más. Su corazón latía con fuerza, sin darle tregua. No sabía lo que estaba por venir, y la seriedad en las palabras de Draco solo incrementaba su inquietud.

Draco se tomó unos segundos, durante los cuales solo miraba fijamente la caja que descansaba allí. Luego, alzó la vista y dirigió su mirada al chico que había conquistado su corazón de una manera inesperada.

-Sabes que ha sido una semana de locos, ¿verdad?- Pregunto de repente Draco. 

-S-Si...Empezó un po-poco mal...- Balbuceó Harry, nervioso.

Draco le sonrió con ternura y sus ojos se entrecerraron mientras miraba a Harry. -El lunes se había convertido en lo que parecía ser una pesadilla viviente. Ambos estábamos angustiados por escuchar constantemente nuestros pensamientos. Luego, yo tuve aquel pensamiento que desencadenó un juego absurdo de celos y enfados, del cual ambos salimos perdiendo...- Tomó un momento para respirar, necesitando su tiempo para expresarse y abrir su corazón. Se acercó un poco más a Harry, buscando esa cercanía que los unía. -Y luego, aquel partido de Quidditch... Cuando te vi caer de esa manera, algo dentro de mí gritó con fuerza que debía salvarte, y eso hice, sin importarme nada más...- Se acercó aún más, y Harry respondió al acercamiento, estrechando la distancia entre ellos. -Sentí que moriría si te dejaba caer...Pero luego, tú me regalaste aquel momento en la enfermería que mi corazón necesitaba...- Estaban tan cerca que podían sentir el calor del otro.

¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora