14 Nido de serpientes.

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Draco y Zabini habían estado conversando durante un tiempo indeterminado sobre los dos Leones que ocupaban sus pensamientos por completo. Durante su charla, exploraron las personalidades de Harry y Ron. Zabini encontraba en el pelirrojo ciertas similitudes con él mismo que le resultaban muy atractivas, mientras que Draco experimentaba una conexión tan profunda con Harry que no podía ni siquiera ponerle nombre a ese sentimiento; la palabra "amor" le parecía insuficiente.

Después de una despedida por parte de Zabini, Draco se quedó solo en su habitación. Al mirar el reloj, se dio cuenta de que ya era demasiado tarde para cumplir su promesa de despedirse de Harry, tal como le había dicho. Un sentimiento de culpa lo invadió, y, mientras se acomodaba en su cama, esperaba que su León no estuviera molesto con él. Mientras se tapaba con las sábanas, una sonrisa iluminó su rostro. Finalmente era viernes, el día que le había prometido a Harry que estarían juntos, y lo mejor de todo era que pasarían la noche en compañía el uno del otro.

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Viernes, el día más esperado por todos los alumnos del castillo, finalmente había llegado. El fin de semana siempre era algo que deseaban con emoción. No tener que pisar un aula en dos días era simplemente gratificante.

Harry abrió los ojos con pesadez. La noche anterior le había costado conciliar el sueño. Cuando Ron llegó a la habitación, le relató lo que le había dicho a Zabini y la prisa con la que este último había tratado de detener a su amigo, lo cual alivió en cierta medida al moreno. Había estado esperando una despedida por parte del rubio, que nunca llegó. Aún se preocupaba por lo que había ocurrido el día anterior y, si Draco no daba señales, empezaba a temer lo peor. Dirigió su atención hacia su cajón personal y recogió la tarjeta de Slytherin que el rubio le dio. Hoy era el día que iban a pasar toda la tarde y noche juntos, y eso le embriagó de una felicidad sin igual, dejando a un lado su tormento.

Se dirigió al baño y tomó una ducha tranquila, permitiendo que el calor del agua lo transportara brevemente a otro lugar, despejando su mente durante unos minutos. Una vez que terminó su ducha, se preparó para enfrentar la mañana de clases. Al abrir la puerta del baño, se encontró con Ron prácticamente vestido y arreglado, lo que hizo que arqueara una ceja al ver a su amigo tan lleno de energía.

-¿Dónde está mi amigo y qué le has hecho?- Saludó de forma divertida Harry. Aún debería estar tirado en la cama, con los ojos pegados por las legañas. 

Ron se volteó hacia él y una sonrisa se esbozó en los labios del pelirrojo mientras se acercaba a Harry. -¡Buenos días! ¿Cómo estás, mejor?- 

-Bien, vamos a dejarlo así. Pero oye, te noto muy alegre, ¿no?- Dijo mientras le daba un pequeño codazo en el costado a Ron y salían de la habitación de los chicos. 

-Pues si. Estoy contento. No te lo dije ayer porque estabas muy afectado por lo que ocurrió, pero...-Hizo una pausa que los hizo detenerse en medio de las escaleras de piedra. -Zabini me propuso pasar un día de estos juntos, solos él...y yo.- Miró a su amigo, y este estaba con la boca abierta, gratamente sorprendido.

-¿Enserio? ¡Pero eso es genial, Ron! La verdad que era algo que no me esperaba, pero si tu estás contento, yo también.- Respondió Harry a su amigo con entusiasmo en sus ojos. Miró brevemente hacia el salón, notando que Hermione aún no se encontraba allí.

-¿Deberíamos esperarla?- Pregunto Harry a Ron. 

Este encogió los hombros en respuesta. -Seguramente este cansada. Se quedó hasta muy tarde estudiando. Vamos bajando nosotros.- 

¡Sal de mi Cabeza! (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora