Extra 1 Semana.

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La vida para Eli había sido difícil desde el primer instante, cuando recordaba el pasado, siempre pensaba en su madre, la forma en la que ella se fue y como se quedó con padre, el maltrato, la forma en la que tuvo que huir de casa, pero sobre todo había tres hechos que marcaron su vida. 

El primero fue conocer a Sally, aquella chica peli rosa que le había brindado un consuelo en aquella familia de adolescentes, la forma en que ella lo guio hacia Warren, pero sobre todo hacia Heater; ella fue su segunda marca, la chica que representó su primer amor, uno lleno de adrenalina, juntos desafiaban las reglas y ella le había hecho el mejor regalo que jamás pensó tener, su hija Yenna y aunque eso implicó perder a Heater, no quisiera regresar al pasado, pues al hacerlo podría perder a su hija. Por último fue conocer a Laila, aquella pelirroja que ganó su corazón en el primer momento en que la vio. 

Heater siendo su primer amor, había sido una luz en su vida que le había dado el mejor regalo, Yenna. Laila era el amor de su vida, estaba seguro de ello, no era una luz brillante, de hecho era más como un incendio; caótica, peligrosa, con energía infinita que consumía todo a su alrededor. Los había quemado a todos. Había sido imposible no enamorarse de ella, pensó Eli, era hermosa, pero su personalidad... La recordaba a la perfección.

Recordaba a detalle la forma en la que su mirada se iluminaba al hablar de sus padres adoptivos o al ver las fotos en las que los tres parecían una familia. La forma en la que sonreía cuando Yenna la llamaba mamá y cuando la primera vez que lo dijo ella lloró. También recordaba el lunar que tenía en el muslo derecho y la forma en la que su piel se estiraba cuando se movía. Pero sobre todo su cabello; la primera vez que le había prestado atención fue en el festival escolar, cuando él cortó su cabello y notó lo sedoso y brillante que era.

Laila era un fantasma tortuoso, siempre la soñaba y recordaba. Pero los días se volvieron semanas, luego meses y después años. El recuerdo del aroma de su cuerpo era débil y había olvidado el lunar de su muslo, también que su color favorito era el rojo... Pero aún tenía esa fotografía en su habitación y Yenna aún extrañaba a "mamá".

Y ahora que recordaba su vida, no pudo evitar rememorar aquella conversación con Dylan, el que había sido casi un hermano para aquella pelirroja.

— No estarías en este problema si hubieras aceptado el regalo de Laila. -murmuró Dylan con desagrado. 

— No podía aceptarlo, no puedo trabajar en la empresa que ella tenía.

— Es más difícil ser el presidente, aunque fue satisfactorio echar a esa perra de la mansión de Laila.

Soltó una risa, pero era un sabor amargo que trepaba por su garganta y le formaba un nudo que amenazaba con hacerlo llorar. Se lo tragó con un sorbo del whisky.

Se quedaron en silencio por unos minutos, la pregunta que ninguno quería hacer flotando en el aire. Hasta que Dylan la hizo.

— ¿Aún la extrañas?

— Más que a nada... -dijo Eli después de unos segundos- pero ya no logro recordar su voz... Hay tantas cosas que están desapareciendo de ella y me aterra. ¿Y tú?

— Era mi hermana, claro que la extraño, ¡Mierda! Quisiera regresar el tiempo y encerrarla en el departamento, espero que esté junto a papá en el cielo si esa mierda existe...

— No creo que ninguno esté en el cielo...

Dylan rio, era amargo. Su padre había muerto solo unos meses después que Laila, él se tuvo que quedar en Corea para dirigir lo que le había dejado ella.

— Tienes razón, pero igual espero que estén juntos.

— Yo también.

De nuevo hubo silencio, ambos perdidos en el recuerdo de una pelirroja extrovertida que regalaba sonrisas, en los sentimientos pasados que ahora eran diluidos por el paso del tiempo, confusos, como si hubiera un lugar vacío en lo que antes había estado un recuerdo de alguien especial.

— ¿Sabes? -dijo Dylan levantándose- su voz sigue aquí -apuntó con su dedo a su cabeza, dando algunos golpecitos mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas- no puedo dejar de escucharla una y otra vez, repitiendo que tenía miedo... Que me quería...

Se levantó tambaleándose un poco y limpió las lágrimas aún no derramadas con brusquedad, para después azotar el vaso en la mesa.

— Lo entiendo, aún la veo en todos lados...

Murmuró Eli levantándose y tomando todo el licor de un solo trago para después dejar el vaso y un puño de billetes arrugados, el cual complementó Dylan con billetes perfectamente rectos.

Pero después de ese recuerdo no había mucho más que una rutina de intimidación, dinero y peleas constantes, donde su cuerpo había sido lastimado; sin embargo, esta vez era diferente, con la sangre abandonando su cuerpo rápidamente y la debilidad en sus extremidades, notó que esto era lo más pacífico que había sucedido en su vida desde hace años, incluso sabía que Yenna estaría bien, pues Dylan la cuidaba junto a su esposa. 

Dejó que la vida escapara de sus manos, que su último aliento se fuera sin poner más resistencia, sintiendo paz a pesar de lo violento de la situación, de que su antiguo instructor fue el que había atravesado su cuerpo con una espada, algo dramático para el estilo que ambos solían utilizar. Y con el último latido de su corazón encontró la tan anhelada paz.

Sin embargo, como si solo hubiera parpadeado o despertado de una pesadilla, abrió los ojos y se encontró en aquel departamento que en su tiempo en la preparatoria había significado tanto para él. Reconocía los detalles, los cuadros donde Laila, Yenna y él compartían tardes juntos, aquel festival donde ella bailó, fotos con amigos y los que la pelirroja había considerado su familia. 

Cuando la vista de Eli fue hasta aquel sofá marrón y vio de nuevo a aquella pelirroja que recordaba tan bien, sentada como si lo hubiera estado esperando durante todos esos años y como si pudiera esperarlo una eternidad más, sus ojos verdes brillando y aquella sonrisa que solo en sus mejores días había podido observar. 

— Así que ya estás aquí. -la pelirroja abrió los brazos hacia el- Ven aquí. 

Parecía no tener voluntad, se acercó lentamente hasta estar frente a ella y de un momento a otro entró en razón, el amor de su vida estaba frente a él. Se lanzó sobre ella, sintiendo las lágrimas bajando por sus mejillas sin control, su cuerpo temblando junto con el de ella. 

— P-pero yo pensé que tú...

— Lo estoy... ambos lo estamos...

Ninguno de los dos quiso cuestionar el motivo por el que se encontraban ahí a pesar de haber perdido la vida, y Eli quiso ignorar si aquello era una catarsis en su último momento de lucidez, solo disfruto de tenerla junto a él, de tener el reencuentro que solo en sueños había podido ver de una manera ambigua. Retuvo en el cada detalle de lo que sucedía, la forma en que su cabello olía a cerezas, tal como lo recordaba y como su cuerpo temblaba contra el de él en cada sollozo. 

Se perdió en ese pedazo de universo en el que sus almas pudieron coexistir un momento, donde pudieron besarse una vez más antes de desaparecer, convirtiéndose en una estela brillante y rebosante de energía en el espacio, que posteriormente se convirtió en una estrella y que terminó por morir millones de años después, desapareciendo y apagándose, solo polvo de estrella que viajaba en el espacio. 

Sin embargo, su amor todavía podía sentirse en aquellas partículas, un amor tan fuerte que jamás moriría



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Buenaaaaaas.

En efecto, entrar a la universidad es la peor decisión de mi vida HAKAJAK bromi, pero si me deja sin tiempo para escribir, este fue mi crédito extrapa la materia de oral pipipipi.

Si embargo esto me lleva a otro anuncio... Si habrá secuela, obviamente Laila está más tieza qué el bolillo de mi cocina, por lo que la protagonista es otra jijiji.

Y ya que estoy aburrida, se vuelve a abrir el apartado de preguntas para que pregunten lo que quieran. Oh y por poco olvido mencionar que esto se conecta con historias que he escrito y que son propias jijiji.

Anyway.

Les tqm <3

𝐴𝑛𝑜𝑡ℎ𝑒𝑟 𝑊𝑜𝑟𝑙𝑑 / 𝐿𝑜𝑜𝑘𝑖𝑠𝑚 𝐹𝑒𝑚 𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora