A la mañana siguiente la jóven muchacha despertó por el fuerte dolor de su cuerpo, encontrandose al abrir los ojos; justo en la orilla de la cama, las delicadas facciones de aquel pelinegro, solo su cabeza estaba sobre la cama, lo restante de su cuerpo descansaba en el frio suelo de la habitación de la fémina.
—Oh Dios, me duelen hasta los pelos.
—Oh estas viva... que puto susto.
—¿Que pasó?
—¿Y YO QUE PUEDO SABER?
—Wow calmate.
—¡YO LLEGUÉ Y AHÍ ESTABAS TIRADA, MEDIO MUERTA!
—Medio muerta —Rió, ganandose una mala mirada de su contrario. — Perdón...
—¡¿Aiko?! —Se escuchó tras la puerta —¡¿Ya despertaste?!.
A ambos jóvenes se les heló la sangre.
—S-si, ya voy a bajar.
—...
—¿Creés poder saltar por la ventana?
—¿Es un reto?
—Si.
—¡Ja! —Fue lo último que dijo el muchacho antes de tirarse por la ventana, dejando a su contraría con la palabra en la boca.
No podia negar el dolor en el cuerpo, pero hoy empezaba el entrenamiento con cada pilar.
...
Mientras tanto, una para nada bonita charla mantenían ambos demonios.
—¿Y bien, Douma, que le hiciste?
—¿Yo?, Absolutamente nada... De igual forma, iba a morir sin necesidad de que la golpeara.
—¿Por qué lo dices?
...
Su cabeza palpitaba, pero obedientemente se dirigió con el mas fuerte de los pilares;
Himejima Gyomei.
—Te noto algo cansada... ¿No te ha hecho bien tanto entrenamiento?
—No... No lo sé... Himejima-san... —Habló con la respiración entre-cortada la mas baja.
—Ya veo...
La chica volvió a intentar mover la piedra, pero era inútil... Sus ahora débiles brazos no se lo permitieron.
—Joder... ¿Que pasa?...
Inozuke aún estaba en la cascada, seguro Tanjiro y Zenitsu no tardaban en llegar.
De Pronto un breve recuerdo de cierto pelirosa llegó a su mente, la enfureció, empujó la roca y casi dejando los intestinos al suelo por la fuerza que hizo; logro moverla, motivada por la rabia de un amor fallido.
Cuándo terminó, se desmayo justo al pie de la inmensa roca.
—¡¿Aiko?!
...
Al abrir sus ojos se encontró en el regazo de el Pelinegro de puntas azules, quien la sostenía con cuidado.
—¡Despertaste! —¿Cuando había llegado Tanjiro?
—Si... Creo.
—¡ME QUIERO IR! ¡NO PUEDO MAS! ¡ME QUIEREN MATAR! ¡TANJIRO! ¡TANJIRO!
—Callá Monitzu, la vas a alterar.
—CALLÁ TU, JABALÍ.
––Oigan... Me duele la cebeza...
––Si, si, si. Perdón no era nuestra intención empeorarlo...
...
De alguna u otra forma habían podido terminar el entrenamiento con cada pilar...
Fue algo muy intenso, pero interesante, aunque muy debastador para algunos.
Aiko se encontraba tirada en el césped, totalmente ida de sí misma, su corazón latia como un loco y sentía no poder más, podía sentir su sangre caliente como lava recorrer sus venas mas veloz que el agua en los rapidos de un arroyo, no podía mas.
La respiración se le dificultaba cada vez más, logrando que entrara en panico al no poder respirar.
––¿Qué... Qué mierda pasa?
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•||11:22pm||•
