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—¿Por qué sólo no me sueltas y ya? No es divertido que jueguen contigo.

—Tonta niña bonita, nadie esta jugando contigo.

—Me haces daño Akaza...

—Perdón. —Habló bajito el muchacho.

—¿Por qué?

—Por Molestarte, claro está.

—… —la jóven solo guardó silencio.

—Acompañame. —Antes de que a la femina le diera tiempo de protestar, yá sé encontraba en  los brazos de el contrarió, el cual intentaba alejarse desesperadamente de el repugnante olor a glicina.

—¿Que mier-… —La jóven no alcanzó a terminar aquella frase, yá qué; El mayor estampó sus labios contra los de ella, como último recurso para callarla.

Aiko se consideraba bastante segura de si misma, pero en ese momento la vergüenza la invadió, en un intento de esconder su notorio sonrojo, enterró su cabeza en el cuello de su acompañante, haciendo que este sonriera al darse cuenta de lo efectiva que resulto su acción.

No protestó mas en lo que quedo de viaje, que no fue mucho en realidad, pero solo se dedicó a respirar contra la blanca piel de su “Amigo”

—Llegamos. —Dijo orgulloso, bajó a la jóven la cual se sorprendió de la hermosa vista que ahora poseía.

Akaza al solo salir de noche a buscar Aquella flor, Conocía lugares que de noche, claro está, eran muy vistosos.

Estaban justo en un campo, a las afueras de un pueblo, y el cielo era adornado por fuegos artificiales de variados colores.

No había explicación para aquello, el demonio se enteró de aquel festival y sintió necesidad de llevar a la jóven.

La muchacha miraba el cielo, con un hermoso brillo en los ojos, Akaza no pudo evitar pensar que aquella pequeña humana, era el ser mas puro que había visto en toda su vida.

Todo rastro de vergüenza la había dejado, ahora, admiraba el cielo con una boba sonrisa en sus labios, viéndose realmente bonita a los ojos de el contrarió.

—Sabes… Te ves bonita. —No esperó mas para hacérselo saber.

—Gracias. —Respondió casi por reflejo — Tu también eres bonito.

El demonio sonrió.

—¿Tu crees?

—Si.  —La jóven pensó lo que había dicho
— Digo no, bueno es que si eres lindo, pero —La femina dió un suspiro frustrado —Perdón por incomodar.

—No lo hisiste.  —El demonio se lanzó contra la jóven, tirándose al suelo juntó con
Ella.

—¡Ey! —Soltó la muchacha, quién ahora estaba sobre el contrarió.

—Que bonita vista —Habló el, mirándola directamente a los ojos.

La chica sonrió.

—Aiko-chan…

—¿Si?

—Regálame tu corazón  —Habló serio. Totalmente serio.

—¿Mi…corazón?

—Si, dámelo —La chica no sabia a que se refería —Lo quiero para mí.

—Eso es egoísta de tu parte.

—Lo sé. ¿Me lo daras?

—¿Que harás con el? —Preguntó curiosa.

—Cuidarlo, amarlo, protegerlo sobre todas las cosas...

•|| 𝕷𝖆 𝖀𝖑𝖙𝖎𝖒𝖆 𝕯𝖊 𝕷𝖔𝖘 𝕾𝖚𝖟𝖚𝖐𝖎 ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora