Carta I y II.

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Carta I y II.

De: Aiden M.
Para: Ashley Miller.
4:24  p.m.

Ashley. Mi querida hermana.

Sé que en el momento que estés leyendo esta carta yo ya no este aquí. Ya nunca más estaré a tu lado.

Sé que tienes muchas dudas y preguntas del por qué hice lo que hice. Pero es muy difícil entender a alguien cuando no estás viviendo lo que esa persona tiene que vivir. Es muy difícil que tu empatices con situaciones que yo tengo que vivir a diario.
No pido que me entiendas, ni siquiera pido que lo intentes. No vale la pena quebrarse la cabeza intentando resolver un acertijo que no tiene solución.

Tratare de ser conciso porque no quiero enredarte en este lio que es más mío que tuyo.

Hace unos meses, como ya sabes, pedí una oportunidad para poder mudarme a una nueva ciudad e iniciar mi vida desde cero. Creí que por mi promedio podría permitírmelo. Mis planes eran simples: dejar ir todo eso que me estaba matando. Liberarme, e intentar ser feliz.

Pero luego todo se mezcló. Todo salió de la forma en la que no quería que saliera y mi vida se volvió un completo caos.

Mi mejor amigo falleció, mi madre constantemente me presionaba con la escuela, no tenía amigos y estaba encerrado en mi mundo del estudio en el cual cada vez me estaba volviendo más loco.

Mi madre y tú no tienen idea de lo que pasé. De las injusticias que me tocó vivir por culpa del estudio. Ver que nadie quería juntarse conmigo porque era un puto nerd sin sentimientos. Ver como los maestros se burlaban de mí y mis trabajos. Ver como me observaban como si fuera una criatura extraña a la cual nadie quería acercarse.

Y entonces empecé a plantearme que mierda hacia aquí aparte de solo complacer a mi madre y sus caprichos de siempre.

Sus caóticos de: «Siempre tienes que ser el mejor. No acepto otra calificación más que de un nueve para arriba. El valor de hijo te lo pones tu mismo con tus calificaciones»

Y se volvió mucho.

Me sentía inútil, sentía que de verdad la gente solo me veía cuando necesitaban algo o cuando se trataba de presumir mi talento.

Sé cómo te sentías a mi lado, hermana.
Sé que te sentías pequeña y que no valías nada a lado mío. Pero jamás en tu vida quiero que vuelvas a pensar eso. Porque vales mucho más que la etiqueta que los demás se empeñaron en ponerte. Vales más que esos estándares que siempre te esfuerzas por cumplir.

Eres una gran persona. No puedo expresarte lo feliz que me hiciste cuando lo que menos tenía eran ganas de sonreír. No me imaginaba una vida sin tenerte como mi hermana. Hubo tantas cosas que tenía que decirte y quería que supieras.

Eres genial incluso cuando te enojas y dices cosas que no quieres. Eres genial incluso cuando mi madre no celebra tus logros contigo. Eres genial incluso cuando te dicen que no has dado lo suficiente. Eres y siempre serás genial, aunque la gente se enfoque en decirte que no lo eres.

No eres mi sombra, Ashley. Eres la persona que me hizo estar aquí tanto tiempo.
Si pudiera elegirte como hermana de nuevo lo haría sin siquiera rechistar.

Hubo cosas que dije, que hice y que tú soportaste. Jamás te defendí de la forma en la que merecías que te defendieran. Jamás te dije que valías mucho más que un regaño de mi madre. Valías más que una calificación o cualquier otra mierda.

Eres y siempre serás mi razón del por qué nunca quise irme.

Pero llega un punto en el que las razones se acaban. En el que solo deseas que todo acabe y ya te da igual si tenías una razón para quedarte, solo quieres que el dolor se detenga.

No espero que me disculpes por haber hecho esto. Quiero que me disculpes por nunca recordarte lo valiosa que eres. Quiero que me disculpes por no poder quedarme y no tener el valor suficiente para seguir viviendo.

Y ahora, justo en el momento que escribo esta carta solo puedo decirte que lo siento y que te quiero con las ultimas piezas de mi corazón que no se quebraron.

Mucha gente dice que el suicidio no es la solución. Solo me pregunto si esas mismas personas tienen una mínima idea de lo que se sufre para llegar al punto de pensar en esa opción.

No puedes juzgar el dolor de alguien. Nunca. Por mas ridículo que a ti pueda llegar a parecerte. Porque tú no sientes, piensas ni actúas igual que otras personas. No puedes creer saberlo todo. Porque lamentablemente no lo sabes.
Concluyo esta carta pidiéndote un último favor para mí.

Por favor, logra ser feliz. Logra que una sonrisa no sea fingida. Logra expresarte sin miedo al que dirán los demás. Logra sentirte libre y logra sentir que tú llevas el control de tu vida.

Porque si tú no lo llevas, entonces todo deja de tener sentido.

Cuando me toque verte desde donde sea que esté quiero verte brillando de la forma en la que solo tú sabes hacerlo.

Te quiero. Nunca lo olvides.

A.


*Aviso importante en el siguiente segmento*

:)

El día que la luna dejó de brillar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora