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Capítulo 25.
Contigo.(Parte 1.)
A la mañana siguiente nos encontramos Jaden, Melanie, mi abuela y yo en el aeropuerto esperando a que llamen el vuelo y por fin podamos volver a Rosenthal.
Nos hemos levantado un poco tarde, pero nos ha dado tiempo para almorzar algo rápido e irnos de inmediato al aeropuerto.
La abuela se ve un poco cabizbaja desde que salimos de su casa. También promete algún día irnos a visitar, principalmente sospecho que lo dice por la pequeña Melanie que le ha agradado más que yo en toda mi vida.
No voy a negar que yo también vengo un poco pensativa desde el camino. Llevo conmigo la foto de mi hermano y ya le he contado una parte muy importante de mi vida a Jaden. Y es por eso que no entiendo por qué me siento así de rara.
Como si aunque hiciera todo esto nada se sintiera mejor.
No he comentado nada con mi abuela, muchísimo menos con mi novio. Pero me siento triste, como si ahora, al recordar a mi hermano, ya no solo sienta culpa, sino que ahora siento muchas cosas que hace un año no me permití sentir.
Tengo sentimientos encontrados y me siento perdida. Como si estuviera en otra dimensión encerrada y me costará concentrarme en lo que los demás dicen.
Jaden ha notado mi distanciamiento hacia todos, pero supongo que lo ha relacionado con el hecho de que nos vamos y estoy un poco nostálgica.
No sé qué se supone que tengo que hacer, y aún así sabiéndolo, dudo que lo haga.
Al cabo de unos minutos se oye en el altavoz nuestro vuelo y la abuela casi nos da con su bastón amenazándonos que cuidemos bien a la pequeña Melanie. Nos da un abrazo a todos dándonos a cada uno una barra de chocolate y todos se lo agradecemos con una gran sonrisa.
Cuando empieza a darle consejos a Jaden bastante íntimos me pongo roja de la vergüenza y les pido a ambos que se adelanten al avión.
Suelto un suspiro frustrado y la abuela se ríe de mí. Entrecierro los ojos hacia ella pero aún así sonrío un poco.
—Te compré un regalo —digo rebuscando entre mi bolsa una caja color rosa viejo. Cuando la encuentro esbozo una pequeña sonrisa y la saco—. Mientras estuvimos en la ciudad te encargaste de cuidarnos y consentirnos. Te lo agradezco mucho, abue —sonrío ampliamente y le tiendo una caja mediana que adentro incluye un perfume que costó un poco caro, pero por ella todo lo vale. De hecho, compré otro detalle para Jaden, pero ese no de lo daré hasta mas tarde, antes de ir al baile de gala.
Mi abuelita sonríe y me atrae hacia sí para darme un abrazo muy reconfortante.
—Mi nieta preciosa… no sabes cuánto te lo agradezco —se separa de mí con una gran sonrisa en su rostro y mantiene una mano en mi hombro—. Y para mí fue un gusto tenerlos aquí, pueden volver cuando quieran, siempre los recibiré con pollo frito, ¿eh?
Sonrío ampliamente y agarro mis maletas para prácticamente salir corriendo. Le doy un último abrazo esta vez más rápido y antes de poder irme ella habla.
—Y también espero que la próxima vez que te vea tu por fin hayas logrado encontrar algo de felicidad en tu vida, hija.
Asiento con la cabeza lentamente y sonrío un poco tristemente.
—Así será abuela —aseguro más para mí misma que para ella.
Agarro mis maletas, y esta vez, sí que salgo corriendo.
•☆•
Unas horas después nos encontramos todos en casa con cara de cansados enmarcadas en nuestros rostros.
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El día que la luna dejó de brillar.
Romance«El día que te lances por el precipicio sin miedo a caer con tanta fuerza va a ser el día en el que en verdad empieces a disfrutar de lo que sientes» ¿Alguna vez has pasado por una situación que te parecía imposible que sucediera y pasó de un día a...