🔸Cap. 14

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Saint ya no se resistió, había dejado caer su teléfono al piso, al igual que Perth dejó deslizarse y caer la bata que cubría el cuerpo del bailarín. Pero él tampoco se quedó atrás, había aflojado su corbata y desabotonado los primeros botones de aquella bien planchada camisa, solo para poder besar y morder levemente el cuello y hombros del pelinegro.

Recibía los demandantes besos de Perth, este besó sus labios, besó su cuello. Saint ladeó su cabeza, su mano izquierda fue hasta el erecto miembro del pelinegro, ese atrevimiento hizo que él se excitara más; subió hasta su boca y la besó desesperadamente, amaba los labios del chico. El bailarín había logrado quitarle el cinturón, pero ahora luchaba con el cierre del pantalón, fue Perth quien se dio cuenta ayudándolo enseguida y se bajó el pantalón él mismo -sin quitárselo por completo-, vio los pezones de Saint y se tentó demasiado a jugar con ellos, pero no había mucho tiempo así que solo besó su pecho.

Saint bajó los boxers de Perth y lo empujó hasta sentarlo en la tapa del escusado. Dejó ahí al hombre y se dio la vuelta, buscó entre su bolso y sacó un preservativo. Volvió a acercarse a él y se centró en abrir dicho preservativo.

– No lo pongas, ambos estamos limpios –Saint lo miró sin entender nada– Tengo tu historial médico –dijo antes de cualquier protesta y sí, desde antes de su primer encuentro sexual él investigó porque quería sentir piel con piel a ese chico.

– ¿Cómo demonios tienes eso?

– ¿Crees que te jodería sin protección sin saberlo antes? -habló serio e impaciente.

– Igual no quiero tener tus porquerías dentro de mí –reprochó el bailarín volviendo a lo que iba.

Colocó el preservativo en el miembro de Perth cubriendo su ardiente piel, y sin pensarlo más se sentó sobre él alienando bien el miembro del pelinegro en su entrada y bajó con suavidad hasta que todo estuvo dentro, ambos jadearon y se quedaron un instante quietos, disfrutando de la sensación, pero inmediatamente después el bailarín comenzó a mover la cintura, adelante y hacia atrás, marcando el ritmo que él quería. Perth cerro sus ojos disfrutando la sensación, puso sus manos en la cintura del chico sobre él, animándolo a moverse más rápido.

– Es tan grande –murmuró Saint, y Perth se dedicó a ver las expresiones en el bello rostro del chico, sin saber si sentirse alagado por ser la tercera vez que le decía que su miembro era grande.

La cara del bailarín estaba roja y sudorosa, mantenía los ojos cerrados mientras mordía su labio inferior, tratando de no gemir tan alto. Por su parte Tanapon solo soltaba suspiros pesados, y en medio de aquel acto llevó una de sus manos al desatendido miembro del bailarín y comenzó a masturbarlo, Saint no podía con tanta estimulación así que ya no pudo callar más sus gemidos.

Y a Perth le encantó, sonrió con malicia al ver que la boca del chico formaba algo parecido a una "O" mientras soltaba fuertes gemidos, después de un momento lo vio correrse, pero él aún no había terminado, cuando Saint disminuyó el ritmo se puso en pie cargándolo; el castaño le rodeó la cadera con sus piernas.

Sin más, Perth lo empotró contra la puerta del baño y movió sus caderas arriba y abajo en rápidos movimientos y roncos gemidos, Saint solo consiguió aferrarse con sus brazos al cuello de Perth, y después de varias embestidas el orgasmo del pelinegro llegó eyaculando en el condón; la respiración de ambos era dificultosa.

Perth sacó su miembro del chico, poco a poco bajó a Saint hasta que sus pies tocaron el piso, pero no dejó de acorralarlo contra la puerta y su cuerpo. El bailarín mantenía su mirada baja, él no espero sentir un beso en la coronilla de su cabeza, tampoco espero que el pelinegro tomara una de sus manos y la besara; y así como había comenzado a darle caricias se apartó con rapidez, como si se arrepintiera. Lo vio sacarse el preservativo y echarlo al basurero, así como subir su ropa interior y pantalón de vestir, para luego meter su camisa blanca dentro.

Después de un momento salió del baño como si nada hubiese pasado, totalmente arreglado. "Gracias" había susurrado antes de salir y Saint se sintió sucio, le había dicho gracias como un trato de cliente a prostituto. Solo había sido un prostituto para Perth, sin embargo, se sintió sucio con tan solo escuchar ese "gracias", y se sintió más sucio porque disfrutó demasiado el sexo con el Sr. Tanapon.

Tenía que dejar de pensar, vio su teléfono en el piso y lo recogió, miró la pantalla y solo faltaban quince minutos para el show, tenía diez minutos para vestirse.

Dejó de lado sus emociones y decidió salir del baño para dirigirse al vestidor.

Chris estaba por llegar.





El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora