21. Rodri

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Siento sus piernas aferrarse a mis caderas, sabe que en cualquier momento me puedo separar. Nunca hemos acabado lo que empezamos una y otra vez. Sé que le molesta, pero lo que ella no sabe es que le tengo muchas más ganas de las que ella cree.

Su roce, su olor, su sabor. Ella es como mi dulce favorito, por mucho que lo coma sé que no me voy a cansar.

Ahora mismo la saboreo, la disfruto y aprovecho para tenerla todo lo cerca que puedo estar con ella en esta situación.

Su lengua me busca con exigencia, sus piernas tiran de mí tan fuerte que tengo miedo de perder el equilibrio pero no me separo ni mucho menos. Una suave brisa causada por el repentino tirón en mi camiseta es lo que me hace tomar el control mientras me devora. Sujeto su cintura de nuevo y camino ella hasta el salón. Me cuesta caminar por el constante movimiento de Lou entre mis brazos y mi poca visión sin separarme del beso, pero finalmente llego al sofá, donde me siento y la dejo sentada a horcajadas sobre mí.

-Me dejas el control...- susurra entrecortadamente contra mis labios mientras jadea intentando hacer llegar el aire a sus pulmones-. No voy a negar que me gusta verte tan indefenso...

-¿Quién te ha dicho que no puedo tener el control desde aquí?- sonrío con cierta picardía, nunca voy a dejar que la rivalidad decaiga.

Mientras sus ojos chocolate me miran como si estuviera loco subo lentamente mis manos por sus muslos, dejando suaves caricias por el camino que hacen que su piel se ponga de punta y sus mejillas surcadas de pecas alcancen el color de su pelo. Continuo con el viaje hasta que agarro fuertemente sus nalgas para pegarla todavía más a mí.

Por asombroso que suene. Sí se podía acercar más aún.

Ahora no hay ni un solo centímetro de su precioso cuerpo al que no tenga acceso y eso es suficiente para encender mi instinto más primitivo, que me pide a gritos hacerla sentir plena en todos los sentidos de la palabra.

-¿Y quién te dice a ti que esta posición no puede comprometerte?

Su sonrisa no me gusta nada, hay algo en su cabeza que me va a costar todo el control, que no sé si se ha ido o simplemente estoy dispuesto a dejarla hacer todo lo que quiera.

Cuando sus labios viajan a mi cuello no puedo evitar echar la cabeza hacia atrás y darle más espacio para devorarme, para dejarle la libertad que siento que no ha tenido en mucho tiempo.

Sigo sujetando su culo entre mis grandes manos cuando empieza a moverse sobre mí.

Joder. Adiós al poco control que me quedaba como ser humano civilizado.

Lou está buscando guerra y no soy pacifista en absoluto. Acompaño sus movimientos con mis manos, haciendo que casi salte sobre mí. Siento su bestia interior ser liberada cuando busca mi mirada, que apuesto que es pura lujuria en este momento.

Sus ojos no se apartan, su cuerpo no para pero aún así parece que el mundo se ha congelado justo ahí, en el momento en el que consigo ver más allá de las ganas que me tiene Lou, cuando logro descifrarla y todo tiene sentido.

-No puedo hacerlo- admito, sujetando su cintura para que deje de moverse.

-Puedo sentir las ganas que tienes de esto Rodrigo- sonríe, intentando convencerme de dejarla seguir pero mi control ha vuelto y es un muro indestructible por muy dura que la tenga en este momento.

-Pero no quiero que las cosas sean así, Lou- sujeto su mentón suavemente y con mi mano libre quito los mechones de pelo que se han pegado a su cara.

-No entiendo nada- suspira y se deja caer hacia un lado-.¿Por qué has cambiado tan de repente?

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2023 ⏰

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En el fondo del mar (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora