𝗣𝗔𝗥𝗔𝗠𝗡𝗘𝗦𝗜𝗔 | Los hermanos Hanagaki regresan a su presente con la idea de que todo, por fin, se ha mejorado. Pero no. Los problemas apenas comienzan. Hyeon está confundida, alarmada y no sabe quién es o como fue que se convirtió en la prome...
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capítulo dieciséis; HOLA, OTRA VEZ
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❪ pov's omnisciente ❫
¿QUE FUE LO QUE HIZO HYEON al llegar a su casa?
Llorar.
Lloró como no tenía idea. Lloró hasta que se hizo de noche. Lloró cuando Takemichi le llevó la cena y lo corrió a chanclazos. Quería estar sola.
Había experimentado el mayor terror de su vida y sorpresivamente no eran malas calificaciones, sino el hecho de que el chico al que más quería, ese del que estaba enamorada, se comportó como un animal salvaje capaz de tratarla como un trapo solo por un estúpido ataque de celos.
—¡Ábreme! —le insistió su hermano.
Ah, si, por supuesto estaba Takemichi. Al notar que su hermana lloraba a mares, no tardó en preocuparse y quedarse afuera de su habitación insistiendo por entrar y ayudarla en algo. Solo había obtenido como resultado un buen chanclazo en la cabeza y más llanto.
—Hye...
—¡Que te vayas!
—¿Que te sucedió? ¡Háblame! —pidió.
—No te las quieras dar de hermano protector ahora, idiota, ¡déjame sola!
—¡Voy a tumbar la puerta, Hanagaki Hyeon! —advirtió pero no obtuvo respuesta, así que pasó a ejecutar su plan. Terminó haciéndose daño el mismo en el brazo,— Ay, ay, ay. —se quejó del dolor.
Takemichi no lo comprendía. Desde que llegó de casa de Hina y no encontró a Hyeon en su habitación, se asustó por la localización de su hermana, sin embargo, dos minutos después llegó con su ropa húmeda y los ojos rojos, como si hubiese llorado o aguantado las ganas con mucha voluntad. Le preguntó varias veces que habia ocurrido pero ella solo se encerró en su habitación y desde entonces no la había visto, ni siquiera cuando le llevó la cena.
Independientemente de todo lo que ellos habían peleado, Takemichi seguía preocupándose por ella, siempre lo haría, y ahora más sabiendo que su relación de confianza estaba muy en juego por los detalles del pasado de la de rizos. Tenía que ganársela de nuevo y por ello optó por no despegársele.
—Hye, solo quiero ayudarte. —aclaró sin ningún tipo de mentiras,— Sé que soy una mierda y que aún sigues molesta conmigo, pero quiero ayudarte a que estés bien porque te amo. Por favor, hablemos y no te cierres más.
Y se quedó en silencio esperando que sus palabras lograran entrar en el corazón de pollo de la Hanagaki mayor. Contó los segundos y apretó sus puños al no escuchar nada, sin embargo, el sonido de algo arrastrándose lo hizo pararse recto. Parecían ser pisadas. Luego, el cerrojo se escuchó y la puerta se abrió con lentitud dejando ver solo la cabeza de Hanagaki Hyeon envuelta en esa mata de rizos espelucados que se veían muy revueltos. Sus ojos aún seguían rojos y tenía los labios algo secos.
