𝗣𝗔𝗥𝗔𝗠𝗡𝗘𝗦𝗜𝗔 | Los hermanos Hanagaki regresan a su presente con la idea de que todo, por fin, se ha mejorado. Pero no. Los problemas apenas comienzan. Hyeon está confundida, alarmada y no sabe quién es o como fue que se convirtió en la prome...
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capítulo diecisiete; OFICIALMENTE, SU CHICA
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❪ pov's omnisciente ❫
—NO ME GUSTA HABLAR DE ESTO con nadie, por eso es que muy pocos lo conocen.
Ambos jóvenes estaban en el parque, sentados en un pequeño muro viendo el cielo naranja que pronto oscurecería. Hyeon mantenía entre sus manos un paquete de gomitas que el rubio le había traído pero aún no decidía entre comérselo y guardarlo. Mikey, por su parte, balanceaba sus piernas en el aire sin dejar de ver el atardecer.
—Algunas veces yo... —aclaró su garganta, sin saber cómo continuar,— A ver... yo a veces me siento como... es decir...
—Ve a tu tiempo, Mikey. —le pidió ella. No tenía nada más que hacer después de haber salido del gimnasio, por ende, tenía mucho tiempo para escucharlo.
El mencionado la observó detenidamente, fijándose en sus facciones. Sin mirarlo quedó hipnotizado por cualquier detalle que la chica emanaba, como su pestañear lento, el movimiento leve de sus rizos con el viento, su pequeña boca rosada, el azul de sus ojos perdiéndose en la vista del cielo.
Mikey no lo notó, pero un pequeño color rosado apareció en sus mejillas, y no precisamente por el sol.
—Eres muy bonita.
La chica lo miró de golpe por tales palabras. Mikey, quien habló sin pensarlo, abrió los ojos por completo y luego los desvió. A veces él solía decírselo, pero ¿por qué se sintió avergonzado de decirlo justo ahora?
Hyeon no respondió, solo apretó sus labios y cabizbaja, asintió en modo de agradecimiento.
—Es como si algo me controlara, algo muy malo. —continuó el rubio después de unos segundos, algo más calmado. Miró la palma de su mano,— Solo puedo oír un pitido y es como si yo mismo me dijera que hacer en mi cabeza sin evitar ejecutarlo. Trato de mantenerme calmado la mayoría de veces, pocas veces me ocurre, pero cuando pasa es difícil que pueda controlarme.
—Lo mismo pasó en el Halloween Sangriento. —afirmó la mayor de los Hanagaki, sin verlo. Ni siquiera tuvo que mencionar la muerte de Baji o la paliza que su hermano menor recibió por parte del líder de ToMan para escuchar una afirmación por parte del rubio.
Recordó, entonces, la vez en la que se despertó de aquel desmayo que el golpe que Kazutora le había dado. A duras penas logró bajar de todos los remolques cuando Draken ya la tenía sostenida como si él fuese una muleta humana.
Jamás olvidaría esa confusión y temor al ver a ese Sano Manjiro, lleno de oscuridad, golpeando a Kazutora para pasar a golpear a Takemichi sin medir su fuerza, como si no lo reconociera.
