𝗣𝗔𝗥𝗔𝗠𝗡𝗘𝗦𝗜𝗔 | Los hermanos Hanagaki regresan a su presente con la idea de que todo, por fin, se ha mejorado. Pero no. Los problemas apenas comienzan. Hyeon está confundida, alarmada y no sabe quién es o como fue que se convirtió en la prome...
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capítulo treinta; OH, ¿QUIÉN ES ELLA?
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❪ pov's omnisciente ❫
TAL Y COMO HAN HABÍA ACORDADO, avisó a sus amigos de las zonas que cursaban cerca de las entradas de las estaciones de la línea trece para que estuviesen atentos a cualquier movimiento de alguien que no cuadrara en el lugar, específicamente de una chica con cabello rubio y rizado de ojos azules.
Lograron crear una especie de mapa de todo Tokio con las zonas marcadas en él, por lo que era un gran avance porque tenían lugares específicos donde si o si, Hyeon debía estar.
Quien no tenía dicho mapa, era Mikey, quien al salir a todo dar sin interesarle formar equipos para adelantar la búsqueda, su fue a lo maldita sea dejándose llevar por su instinto y buenas maniobras de conducción que lo impulsaban a no dejar ni una sola roca que levantar.
Ni siquiera Takemichi estaba a ese punto y eso que era quien tenía más razones para lucir desesperado. Mikey ni siquiera contestaba los mensajes o llamadas porque pensaba que en algún descuido, podría pasar por alto la presencia de Hye.
Su primera parada fue la zona de Meguro, las calles siendo infestadas por gente abrigada y vestida con los colores navideños que impedían a sus ojos escanear correctamente a cada persona que veía.
La mala suerte de que las zonas que rodeaban el centro eran bastante grandes lo consumió por unos instantes y lo hizo creer que no había sido tan buena idea salir por su cuenta, sin embargo, sabía que sus amigos no lo iban a dejar solo y de seguro ya estaban a las demás zonas. Es más, creyó que solo era cuestión de tiempo para que alguien de ellos llegara a dónde estaba, registrando de igual forma que él.
Era malditamente difícil conducir con calma viendo el tráfico del lugar, ni siquiera su motocicleta podía pasar libremente porque debía conducir despacio entre los autos.
Y por supuesto, el tráfico fue un gran enemigo que impedía que su búsqueda fuese lo más rápida posible.
Sin mentir, duró al menos hora y media buscando en los lugares más turísticos y dónde solían ir personas a pasar el rato: restaurantes, parques libres y cerrados, tiendas y centros comerciales. Pero ni había ni un mísero rastro de Hanagaki Hyeon por ningún lado.
Pasó a la segunda zona: Ebisu. De camino, se encontró con el primer dúo de sus compañeros.
—¡Ahí estás, pequeña mierda! —la motocicleta comenzó a seguir el ritmo de la CB205T hasta ir a la par, siendo conducida por el sub-comandante de la ToMan con el menor de los Hanagaki en la parte de atrás.
