² paramnesia ; tokyo revengers ❪ Saga 𝗧𝗜𝗠𝗘𝗟𝗘𝗦𝗦 ❫

❪ 11. stay away from her ❫

capítulo once ;
ALÉJATE DE ELLA

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❪ pov's Hye ❫

—¿ES ESTE?

—NO, EL OTRO.

—¡ESTE!

—¡Ese es el freno! ¡Cuidado!

El vehículo se detuvo bruscamente. De no ser por los pies y manos de Mikey, de seguro me hubiese ido de boca contra la calle.

Si, me estaba enseñando a conducir.

Después de haber caídos rendidos en el país de los sueños, acabamos despertándonos en eso de las 2:00 de la tarde. La pena y miedo de que alguien de los Sano entrara al cuarto en todo ese tiempo me dejaba pensando pero Mikey siempre me calmaba diciendo que estaba en su territorio y nadie podía entrar. Su territorio: la habitación del susodicho. ¿Mi calma? Menos de 10%.

Por lo que, después de insistirle mil veces, acabamos saliendo al garaje donde guardaba su preciada moto. Me insistió en que debía ser buena idea en llevarme a casa al menos pero mis ganas aún estaban por los suelos. A demás, no quería apartarme de su lado.

Por obra del espíritu santo, no me encontré ni al abuelo Sano ni a Emma en todo ese tiempo en el que estuve ahí. Hubiese sido muy incómodo, sobretodo con Emma al recordar que no la había tratado tan bien la última vez que la vi.

En medio del aburrimiento, a Mikey se le ocurrió la brillante idea de enseñarme los cambios de su motocicleta, quizás con el objetivo de alardear un poco. Una cosa llevó a la otra y ahora tenía a Sano Manjiro sentado detrás de mi, enseñándome a conducir su CB205T. Mataría por saber por qué mi conciencia me dijo que sería buena idea.

—¡Te dije que era el otro! —me chilló, apretando mis caderas. Me giré a él intentando no brotar humor por la boca.

—¡Solo estás gritando! ¿Cómo crees que te voy a escuchar si solo me recalcas lo mal que conduzco? —mi paciencia no era mucha.

Tomó una profunda respiración, sabía que intentaba calmarse. En lo poco que llevábamos con la lección de conducir, descubrí dos cosas:

La primera era la falta de paciencia que Mikey podía tener cuando se trataba de confiarle a alguien que no fuese él o Draken su preciada motocicleta.

Y la segunda era que yo era una mierda conduciendo. Por más que intentaba memorizar los cambios y las palancas, me confundía como un bebé aprendiendo a hablar.

—Vamos otra vez. —dijo, más calmado,— Ahí bajo tu pie, están los cambios. Primera… —me ayudó empujando mi pie en el pedal,— segunda… Si, muy bien. Y tercera. Son básicas.

—Ajá.

—Solo debes tratarle bien y te obedecerá. —acarició el tanque de combustible,— Es como si fuese una mascota. No seas tan brusca y no te muestres asustada, porque podrías perder el control y ahí si es verdad que nos iremos con Diosito.

—Me molesta un poco girar las vueltas. —confesé, sin saber si era algo muy patético para una principiante como yo.

—Quizás es por el tamaño de la moto. Hasta tengo que ayudarte con el peso o te caerás conmigo detrás. —y era cierto, Mikey tenía afincada sus piernas en el asfalto mientras mis pies volaban.