𝗣𝗔𝗥𝗔𝗠𝗡𝗘𝗦𝗜𝗔 | Los hermanos Hanagaki regresan a su presente con la idea de que todo, por fin, se ha mejorado. Pero no. Los problemas apenas comienzan. Hyeon está confundida, alarmada y no sabe quién es o como fue que se convirtió en la prome...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
capítulo siete ; AMIGAS DE VERDAD
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
❪ pov's omnisciente ❫
LAS DOS CHICAS VEÍAN A LA DE rizos completamente atentas, incluso Hinata dejó caer un cubito de hielo por estar pendiente del chisme.
Hye dejó salir un suspiro mientras tomaba su jugo y le daba un trago con el pitillo. Había soltado todo, sin pelos en la lengua, según su perspectiva, y se sentía un poco mejor.
—A ver, —decidió hablar Emma,— ¿podrías volver a repetirlo?
—¿Qué parte?
—Eh, todo. —sonrió apenada,— ¡No te ofendas, Hye! Pero cuentas las cosas un poco rápido y casi ni te entendí. ¿Dices que Takemichi te oculta cosas?
La Hanagaki gruñó por lo bajo y pasó su mano sobre su rostro. Hinata levantó su mano como si se tratara de un salón de clases y no un cafetín en medio de la zona de Shibuya.
—Quizás deberías calmarte un poco. El enfrentamiento del Valhalla contra ToMan te habrá dejado un poco asustada y ahora piensas cosas extrañas.
—¡Que no! —insistió Hyeon, llamando la atención de algunas personas al pegarle a la mesa con frustración,— ¡Hay algo ahí, puedo sentirlo!
—Shh, baja la voz. —pidieron sus amigas.
—Siento algo ahí. —repitió, está vez más calmada,— Llámenme loca, chicas, pero tengo un presentimiento extraño. No logro recordar parte de mi niñez y desde que tengo memoria pensé que solo había sido por mi golpe en la cabeza cuando era una mocosa. ¡Pero no es así, yo sé qué-…
—¡Que bajes la voz! —Emma, a pesar de intentar verse serena, comenzaba a perder los estribos cuando Hye gritaba como loca,— A ver, recapitulemos: Takemichi te vio con unos documentos de un hospital donde te tenían ingresada y se molestó cuando le hiciste preguntas.
—Bueno, quizás no estaba molesto en sí, se veía más como… como…
—¿Exaltado? —dijo Hina.
—No.
—¿Estreñido? —sumó Emma, ladeando la cabeza.
—No, tampoco. Quizá como… ¿asustado?
—No pareces muy segura. —Hina se llevó su batido a los labios.
