Capítulo 1

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Capítulo 1

En una tranquila localidad de la ciudad de Búfalo, Nueva York; Wesley, el menor de los hermanos Barzagli, acondicionaba todo en la residencia familiar, para la llegada de todos. Experimentaba una mezcla de emociones, ya que la ocasión no era para nada agradable, era por el contario muy doloroso. Pero, estarían los cuatros juntos de nuevo, algo que no pasaba desde la muerte de su padre. Entonces, podía decir que una parte de él, se encontraba algo emocionada. Además, estaba seguro de que, si Renzo estuviese con vida, le alegraría ver a todos sus hermanos juntos. Y era justo esa idea, la que le motivaba a tener todo a la perfección.


Avanzada la mañana, el sonido de un juego de llaves en la puerta, hizo al joven descender con prisa. Sabía que el primero en llegar, sería Oliver. Era quien más cerca vivía, y quien más solía compartir con sus hermanos, especialmente con Renzo y con Wes. 
A pesar de haberse visto hacía apenas unos días; el reencuentro de los hermanos fue bastante emotivo. Era evidente que Wes había estado llorando, se le veía en los ojos. Y sentir el abrazo reconfortante de su hermano mayor, le rompió de vuelta. Oliver le abrazó con algo más de fuerza, y le dio un par de palmadas en la cabeza.


—Lo siento. –Expresó Wes, separándose y tomando aire. –

—Está bien, está bien. –Oliver intentó calmarle, tomándole de la mejilla. – Creo que ni hace falta preguntar cómo estás. –Wes suspiró y secó las lágrimas de su rostro. –

—Es horrible, todo esto. –Suspiró. – Es tan injusto, demasiado injusto. –Bufó. – Justo un año después de papá.

—Justo un año después. –Repitió el mayor, suspirando. –

—Bueno. –Aclaró su garganta, intentando recuperar la compostura. – ¿Van a venir? –Aquella pregunta estaba llena de ilusión. –

—Sí, van a venir. Claro que van a venir. –Se apresuró a responder Oliver. – Hablé con Patrick. Cuando le llamé, ya estaba en el aeropuerto, así que… debe llegar en cualquier momento.

—¿Y Andy? –Ante la pregunta, Oliver asintió, pero no tan convencido. – No va a venir ¿Verdad?

—Hablé con Bárbara.

—No va a venir… Lo imaginaba. –La decepción se había apoderado de su voz. –

—Sí van a venir. Pero, sabes que Adam está en rodaje… entonces, tiene que dejar todo en orden para regresar la próxima semana. Viajan al rato, lo que quiere decir, que llegan en la tarde, o en la noche. Pero sí van a venir. –Le tomó del hombro, a lo que el joven asintió. - ¿Tu? ¿Hablaste con Nikki?

—Sí, temprano estuve . –Suspiró. – Quería ayudarla, pero, me dijo que viniera y arreglara todo acá para cuando ustedes llegaran. –Pasó sus manos por su cara. – Ella es fuerte, pero, sé que está destruida por dentro. Ella tampoco merece estar pasando por esto, menos en su estado.

—Sí, todas sus emociones estarán a flor de piel, y no es para menos. –Suspiró. – Pero, estamos aquí, también por ella. –Le dio una leve palmada en la mejilla a su hermano, a la vez que ambos asentían. –


Un poco más avanzada la mañana; la puerta principal de la casa, se abría, dejando ver a Patrick con una cara que expresaba una mezcla entre melancolía y desagrado. Oliver al oír que esta se cerraba, descendió con prisa por las escaleras, encontrando a su hermano mayor, de pie junto a su maleta, pero inmóvil. Este no espero a que le hablara, o siquiera decir algo por su propia cuenta, solo le abrazó.


Patrick se podría hacer el más duro, el que no le importa nada ni nadie, pero necesitaba con urgencia ese abrazo, necesitaba estar con sus hermanos. Y Oliver lo sabía. Pudo escuchar cuando suspiró, conteniendo las ganas de llorar, mientras le devolvía el abrazo.

—Por un momento esperé que esa llave no funcionara al abrir la puerta. –Expresó alejándose de su hermano. –Esta casa ya se me está volviendo en sinónimo de desgracia y dolor. –Se quitó los lentes oscuros, dejando ver sus enrojecidos ojos azules. Y acto seguido, secó la lagrima que amenazaba con correr. –

—¿Cómo estás? –Cuestionó con clara preocupación, Oliver, llevándose un bufido por parte de Patrick. – Sí, es estúpido preguntarlo, pero, es necesario. –El mayor, suspiró. –

—¿Cómo crees que me siento? Renzo era mi mellizo, siento como si me hubiesen arrancado una parte de mi alma. No lo sé, es como un vacío. –Encogió los hombros. – No sé, no sé cómo explicarlo.

—Yo te entiendo. Yo… -Patrick alzó su mano para detenerle. No era muy de sentimentalismos, y sabía que, si Oliver seguía hablando, el momento se iba a volver más emotivo. –

—Sí, sí… Yo. –Respiró profundo, soltando el aire con fuerza. – Yo, no quiero estar aquí en este momento. – Se mordió el labio. – Tengo que ir con Nikki, no puedo quedar aquí.

—Ella nos dijo que nos quedáramos aquí y…

—Sí, a mí me dijo lo mismo cuando la llamé, pero, no me voy a quedar así. Es mi hermano, yo, yo quiero estar con él antes del funeral. Es… -Bufó, moviendo sus hombros con violencia. – Solo quiero despedirme de él antes que haya más gente. –Se interrumpió al ver a Wesley entrar desde el jardín. Al parecer había estado hablando por teléfono. - ¡Niño! –Llamó la atención de su hermano menor.

—¡Patrick! –Exclamó yendo hacia él para darle un sentido abrazo. No hizo falta que hablaran, las caras de ambos, lo decían todo, realmente estaban mal. El mayor solo asintió y suspiró. Así que Wesley, intentó cambiar la línea. – Desde hace más de 10 años, dejé de ser un niño. – Fue un reclamo leve. –

—Para mí, siempre vas a ser un niño. Eres el más grande de los pequeños. –Wesley frunció el ceño ante la incomprensión de aquel comentario. Mientras Oliver volteó a mirar a Patrick con los ojos muy abiertos, como si quisiera recriminarle algo. – Lo digo, porque eres el menor de todos, y al final, eres como un niño grande. –Sonrió nerviosamente, dándole una pequeña palmada en la mejilla. – Bien, voy con Nikki… -Hizo una pausa, viendo su maleta a su lado. - ¿Me pueden…? –La apuntó. - ¿Por favor?

—Sí, no te preocupes.

—¡Gracias! –Respondió un tanto frío, colocándose de vuelta los lentes y dando la vuelta para abrir la puerta. Pero, al hacerlo, se dio la vuelta, mirando a sus hermanos. – Gracias por estar aquí, de corazón. –No dejó que ninguno de los dos dijera algo, solo giró y salió de la casa. –

Lazos DesenterradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora