Capítulo 2

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Aquella mañana, aunque el sol resplandecía vivazmente; todos los miembros de la familia Barzagli, sentían como una enorme nube negra les acompañaba en su andar. Sabían que ese día seria duro; era darse de golpe con la realidad, tendría que aceptar completamente, que Renzo se había ido.


Salieron en dos grupos; Adam junto a Bárbara, y Oliver acompañado de Wesley y Patrick. Este último, no apenas era alguien. No había dormido en toda la noche, no había parado de llorar, y aunque la crueldad era método de defensa emocional, no había expresado ni una sola palabra.


Estaba claro que ninguno se encontraba preparado para hacerle frente a realidad, a ese momento. Oliver, quien se mostraba como el fuerte de todos los hermanos. Fue solo ver a Nikki completamente rota, y romperse él también. No podía creer que su hermano estaba ahí, en féretro, y que no lo volvería a ver más.


A todos les dolía ver a Nikki, ver como en su avanzado estado, no paraba de llorar. Pero a pesar de todo, la mujer se sintió arropada tanto por su familia, como por toda la familia de su ahora fallecido esposo.


Patrick, llegado un momento, no pudo aguantar más, y se apartó de todas las personas que yacían en aquella capilla. Se suponía que el día anterior había drenado todo lo que debía drenar, especialmente para que nadie le viera de ese modo. Pero no podía controlarlo. Quien se dio cuenta de ello, fue Adam, quien solo fue tras él.

El menor, solo daba vueltas en aquel solitario pasillo, intentando controlarse. Sus ojos estaban en extremo rojos, incluso les ardía. Iba de un lado para el otro, pero no paraba de llorar. Solo sentía que una parte de su alma se estaba desprendiendo, y dolía como un demonio. Cuando Adam le encontró, no le dijo nada, solo fue a abrazarle, a pesar de que este le había hecho señas para que no se acercara. Aunque se empeñaba en mostrar lo contrario, necesitaba este abrazo por parte de su hermano mayor. Había sido un foco liberador, que, en lugar de pararle el llanto, lo hizo soltarlo con más fuerza. Porque era lo que necesitaba hacer.   

—¿Por qué Adam? ¿Por qué? –Lloraba desconsolado en los brazos de su hermano mayor. –Es muy injusto, él no lo merecía, menos en este momento.

—Lo sé, sé que es injusto. Pero así es la vida… te llena de momentos felices, y de pronto te lo arrebata todo. La vida es una perra injusta. –Patrick seguía llorando, por un momento era un niño pequeño. – Llora todo lo que tengas que llorar, no te lo guardes. Desahoga toda la tristeza, toda esa rabia interna, porque si te lo guardas, será peor. Y te lo digo yo, que soy un experto en autocompadecencia. –Patrick se aferró más fuerte a su hermano, era ese abrazo que nunca antes había necesitado, o, mejor dicho, que nunca había expresado necesitar.


Y algunos instantes después, sin siquiera darse cuenta; aquel abrazo con su hermano mayor, se convirtió en una bolita de amor fraternal, a la que se habían unido Oliver y Wesley. Estaban todos juntos, y siempre lo estarían. 

Lo que prosiguió no fue más sencillo, no fue menos duro. Era darle el último adiós a su hermano, a una parte esencial de cada uno de ellos. Y esto los destruía.


Todo lo vivido aquel día, había sido en extremo, agotador. Tanto por las emociones, como por todo el trajín. Todos los hermanos, no daban para más, ni siquiera se habían detenido a cenar, solo llegaron y cada uno tomó su rumbo dentro de la casa.


Entonces, cuando ya la noche se encontraba bastante entrada; Wes salía al jardín para continuar su conversación por video llamada con Darren, su mejor amigo. Sentado en uno de los sillones, Intentaba condensar en pocas palabras, todas las emociones que había experimentado aquel día, pero era muy difícil de expresar.

—No lo sé, creo que aún no salgo del shock. Es como si todo esto se tratara de una pesadilla. –Suspiró. – Y me gustaría que así fuera, que despertara en cualquier momento, y Renzo estuviese aquí.

—Lo siento mucho. –Respondía Darren, un tanto alejado de la cámara, estaba terminando de recoger las cosas de su camerino, para poder irse, luego de la función. – Puedo imaginar cómo te sientes. –Tomó su bolso y luego su celular, para acto seguido, apagar la luz y comenzar a salir. – Me encantaría poder estar ahí, contigo, acompañarte en este proceso.

—Sí, también me gustaría. Pero, tú estás salvando la industria del entretenimiento. –Expresó graciosamente, robándole una sonrisa a Darren. –

—Hacemos lo que podemos. –Respondió siguiéndole la línea, pero luego suspiró y volvió al tono serio. – De verdad me cuesta mucho encontrar las palabras justas para hacerte sentir bien. Siento que, no existen. Porque, el dolor de una perdida, es algo tan personal, tan propio, que no cualquiera puede ponerse en el lugar del otro. - 

—Créeme, haces suficiente por mí, con solo tomarte unos minutos para hablarme. –Darren sonrió visiblemente. – Y eso lo agradezco.

—No tienes ni que hacerlo. Para mí también es importante tomarme un momento, que tú también te lo tomes, y poder hablar un rato. –Esta vez, fue Wes quien sonrió. – Ahorita tengo que dejarte, Chrissy viene por mí. Pero… Mañana llámame. Me gustaría estar al pendiente de cómo te sientes ¿Sí?

—Sí, seguro. – Expresó con una sonrisa cálida. –

Justo al momento que colgó la llamada, Adam se adentraba en el jardín. Este, no había notado que el menor se encontraba ahí, y se sobresaltó al verle.

—¡Perdón! No sabía que estabas por aquí. Creí que estabas dormido. –Ante esto, Wes encogió sus hombros y movió la cabeza de un lado. –

—Ha sido un día muy duro, no podía dormir. –Suspiró. –

—Lo sé. –Hubo un pequeño espacio de silencio. - ¿Puedo? –Apuntó el espacio libre junto a Wes. –

—Sí claro. –El joven se movió un poco, para darle la oportunidad de sentarse. Adam suspiró y luego volvió a mirarle. –

—¿Tu cómo estás? No sé, más allá de todo esto que está pasando. Cuéntame de ti, hace mucho tiempo que no hablamos. –Este era un verdadero paso para Andy, a quien le costaba muchísimo, después de los años, establecer una conexión con Wes. –

—¿De mí? No sé qué podría contarte, no sé qué te pueda interesar. –El chico tampoco sabía cómo desenvolverse con su hermano mayor, quien, durante la mayor parte de su vida, había sido muy esquivo. –

—No sé –Estaba nervioso, eso era evidente. – Háblame del show ¿Cómo te sientes con eso? Estás próximo a iniciar ¿No? –Este era un tema neutro, que podía manejar tranquilamente, y la vez, sabía que a Wes le animaba. –

—Sí, en un par de semanas ya empiezo. –Respondió con una sonrisa. – Estoy muy emocionado, también algo nervioso. Pero muy feliz. Esta, es la primera gran oportunidad que tengo, y debo aprovecharla al máximo. –Se escuchaba un gran cambio en su voz, se escuchaba entusiasmado. – Y luego, porque también tengo esa presión por hacerlo perfecto. Ese estandarte que dejó Oliver, es una vara muy alta. Oliver ha sido el mejor en ese personaje. –Andy frunció el ceño. –

—Oliver hizo SU mejor versión del personaje. Y tu –Le apuntó. – Vas a hacer TU mejor versión de este personaje. –Aclaró su garganta. – No te lleves por lo que han hecho los demás, sé tú mismo. Imprime tu esencia en este personaje… Y en cualquier otro que hagas. No imites a nadie, mucho menos imites a Oliver. –Esto último lo dijo graciosamente, robándole una risa a Wes. – Sigue ese consejo que te dio Renzo; sin salirte del personaje, haz algo dentro de la interpretación, que sea solo tuyo. Ya sea un gesto, algo en la coreografía, la forma de cantar una canción. Lo que sea, pero que sea solo tuyo.

—Sí, es algo que quiero intentar. Pero, a veces me genera conflicto o inseguridad. Ese hecho de ver que soy el último en esta familia que incursionó en este mundo, y aunque intento hacerlo a mi manera, me genera esa inseguridad de pensar que realmente no soy tan bueno como todos ustedes.

—¡Hey! ¿Qué dices? Eres increíble, tienes un talento enorme. Y eso no te lo puede discutir nadie. Tú mismo lo estás diciendo, vienes de esta familia, en la que todos hemos incursionado en este mundo, en diferentes áreas. A algunos no nos ha ido tan bien, pero, tenemos ese algo que nos hace destacar. A nuestra manera.

—A mí me gustan tus películas. –Expresó al ver que, por lo bajo, Andy estaba siendo menos su propio trabajo. – Especialmente las de terror. –Al escuchar esto, el rostro de Andy se iluminó. No importaba si la crítica destruía su trabajo, si su familia lo apreciaba, era suficiente. Especialmente si lo hacia Wes. –

—Gracias, escuchar eso me llena. Pero, esto no es por mí, esto es por ti. Vas a hacerlo excelente, dejando tu huella, siendo tú mismo. Porque lo más importante, es pasarlo bien haciendo lo que te gusta. –Wes sonrió emocionado. –

—¿Van a ir a verme?

—Claro que sí. Es más, voy a estar en primera fila. –Le tomó de la mejilla, para verle directamente a los ojos. –Lo vas a hacer muy bien.

—¡Gracias! –Respondió con una mezcla de emociones. Y luego suspiró. –Estas palabras me hacían mucha falta. De nuevo, gracias. –Tomó aire y se puso de pie. – Creo que, voy a irme a dormir, este día a ha sido muy fuerte y, necesito descansar. –Adam asintió. – Ten buena noche.

—Igual. –El chico asintió y dio un par de pasos, pero acto seguido, Adam se puso de pie y le llamó. - ¡Wes! –Este se detuvo y volvió su mirada. – Te quiero. –Fue algo muy natural, aunque no hacia indiferente a Wes, porque sabía cómo era su hermano. –

—Y yo a ti. –Se devolvió y le abrazó.  Adam, al igual que había hecho el día anterior, le dio un beso en la cabeza y asintió. – Buenas noches. –Wes se retiró, con una enorme sonrisa en su rostro. –

Lazos DesenterradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora