Capitulo 38

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Daniel

- Dy...Dylan ¿Quién te... Buscaba? - Suelto una falsa tos, intentando evitar que mi voz suene entrecortada y con toda mi fuerza intento no derrumbarme enfrente de él, tampoco lo miro porque sé que lloraré.

- Una amiga, nadie de importancia, ahora ¿Tú me quieres cierto? - Mentira... Una fuerte punzada en mi pecho me hace temblar.

- Yo te amo mucho y... - Dejo de mirar la pared para verlo a él, tiene una gigantesca sonrisa, una que jamás me ha dado a mí, haciéndome pensar si las sonrisas que me dedicaba eran verdaderas.

- ¡Entonces debes alejar... - Se queda mudo, desde aquí puedo ver sus ojos más oscuros, parecieran perdidos, como si tuviera una batalla interna.

- ¿Dylan? - Intento tocarlo con mi mano, pero se aleja, como si estuviera en llamas.

- Olvídalo... -

- Dylan amor ¿Que sucede? - De un parpadeo desaparece, sin despedirse, sin darme siquiera un tierno beso.

Confundido me levanto de la cama y salgo de la habitación para saber que está pasando.

Bajo las escaleras lentamente, apenas lo hago y veo a la mujer sentada en la mesa mientras que Dylan esta entre sus piernas, no se mueven, parecen congelados.

- ¿Dylan pasa algo...? ¿Te... te hice algo? - Aguantando las ganas de vomitar al verlos de esta manera y sobre todo las ganas de morder con furia su perfecto cuerpo, me acerco más a ellos, sin embargo, me detengo apenas Dylan me gruñe, desde aquí puedo ver como sus manos se vuelven negras.

- ¿Un perro? ¿Qué hace eso aquí? Apesta - La mujer aleja cruelmente a Dylan quien se queda quieto mirando la pared, ajeno a todo.

Lentamente se acerca a mí, yo inmediatamente cubro mi vientre, sus ojos rojos están brillando de una aterradora manera.

- Compañero~ pronto se olvidará de ti... Y yo quedaré como su reina, juntos para la eternidad -

- No, él es mío... Nosotros - Ashley hace un movimiento de manos y Dylan la tiene agarrada de la cintura, con su nariz enterrada en su cuello mientras ella suelta un ruidoso gemido.

- Yo no lo creo, ya no - Un dolor de cuerpo completo me hace gritar cuando Dylan entierra sus colmillos en su cuello.

- ¡Ahh! - Gritando y sollozando llevo mis manos a mi marca que ha comenzado a arder.

- Dy...Dylan por favor... - Entre lágrimas lo veo apretar fuertemente las caderas de Ashley, su cuerpo tiembla mientras que de sus ojos salen lágrimas de sangre.

¿Qué está pasando?

Alguien me agarra por detrás alejándome.

- Señorita Ashley con el debido respeto, no tolerare esa clase de comportamientos, si quiere hacer esas exhibiciones vaya a otra parte, con permiso - Me agarra de la mano alejándome de la mujer quien se despide burlonamente con la mano mientras sonríe.

Dylan la suelta y está por caminar a mí, pero Ashley lo agarra del brazo dándole la vuelta para después poner su mano en su mejilla, el inmediatamente cae de rodillas, mirándola con amor.

- Dime que está pasando, ¿Porque me trata así?¡¿Qué fue lo que hice mal?! Le entregue todo ¿Que más quiere? ¡Si no me quiere más, simplemente debería irme - Aun jalándome nos lleva a una habitación a la que nunca había entrado, en ella esta Minerva con su cabeza enterrada en sus brazos y al lado de ella está "Bruja Blanca" Con su ceño fruncido.

- Daniel que desafortunado momento para reencontrarnos... pero que modales no me he presentado soy Elizabeth - Catalina me ayuda a sentar, mi mano sigue estando fuertemente apretada en mi hombro, las lágrimas no han dejado de caer, y lo más preocupante es que mi barriga se siente muy dura además de que no se mueve mi cachorro.

- Me quiero ir - Minerva levanta la cabeza, en un parpadeo está enfrente de mí.

- No puedes dejarnos... Arreglaremos esto - Niego con la cabeza, bajo mi mano y las entrelazo arriba de mi barriga.

- Pretendes que me quede aquí ¿Mirando? No lo hice con Mark y tampoco lo haré con Dylan, lo amo con mi vida, pero no puedo... No puedo, que me perdone mi cachorro por quitarle a su padre, pero no lo haré - Dispuesto a hacer una maleta con ropa para irme, estoy por pararme del sillón, pero Minerva lo impide poniendo su cabeza en mis piernas, sollozando, lágrimas que nunca caerán.

- No puedes dejarnos, el comenzó a tratarnos bien, si te vas empeorara, por favor... te lo ruego - Con mi temblorosa mano acaricio sus cabellos.

- Algo está pasando, lo vi en sus ojos, también puedo sentir algo rodeándolos, algo muy malo - Elizabeth se mueve de un lado a otro.

- ¿Puedes soportar? - Un fuerte gemido de placer me hace chillar de dolor y ardor en todo mi cuerpo.

- Lo... lo intentaré. -

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