Capitulo 19

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Daniel

Acostado busco con mi mano el cuerpo de Dylan, pero este no se encuentra, asustado me siento en la cama.

- Dylan... - No esta, un gran miedo de abandono me recorre, ¿Solo me utilizó? Mis ojos se llenan de lágrimas, un inconsciente gemido de tristeza sale de mi garganta, Él no podría.

Con unas entumecidas piernas me intento levantar, pero alguien arriba de mi me lo impide.

- ¿Mi cachorro porque llorar? - Su lengua lame mis mejillas, su cuerpo se restriega contra el mío sacándome un gemido.

Mi celo ha terminado después de 5 días y estoy demasiado sensible, lo necesito cerca de mí.

- Pensé que me habías dejado, un horrible miedo me recorrió, yo no... - Sus labios besan los míos fugazmente.

- A completamos el vínculo, sí, pero en mi caso "Vampiros" todos tus sentimientos se vuelven más fuertes hacia mí, más necesitado por mi presencia cosa que me fascina - Ronroneo cuando me levanta en brazos.

- ¿A dónde vamos? - Abre la puerta y camina a paso tranquilo por los pasillos.

- Alimentarte, debes comer muy bien - Unos fuertes gritos me estremecen, mi cuerpo se pega más a Dylan.

- Es mi hermana, ha estado así desde que murió su pareja, posiblemente en unos días se mate, ojalá - Besa mi frente.

- ¡Dylan que has hecho a tu hermana! - Un fuerte gruñido sale de Dylan.

- Dame paciencia con esta bruja... - Beso sus mejillas.

- ¿Quien? - Susurro en su oído.

- La madre de Minerva, mi padre se casó con otra después de que matará a mi madre, la bruja ya cargaba con ella -

- ¿No tienen parejas? - Sonríe mostrándome esos hermosos colmillos.

- No todos tienen la suerte de encontrar a su pareja como Minerva y yo, pero ella ya no lo tiene, se volverá loca -

- ¿Donde esta tu padre? -

- No le importa nada, seguramente está en su castillo acostándose con muchas mujeres - Una mujer de cabellos amarillos y ojos rojos entra, tiene un ajustado vestido azul además de unos muy altos tacones.

- ¡Porque mataste a su pareja! ¿Quieres que muera? - Sus ojos me miran, pero rápidamente los quita para ver a Dylan

- La zorra de tu hija tocó a mi pareja, también su estúpida pareja lo hizo ¡Esta prohíbo hacerlo y ella no obedeció! -

- ¡No me grites soy tu madre! - Dylan suelta una sonora carcajada, una sin gracia, falsa.

- No eres mi madre, solo eres una vagina que mi padre utiliza para satisfacerse al igual que todas las demás, el hecho de que se haya casado contigo no tiene ninguna diferencia - La veo con la intención de pegarle a Dylan, pero su mano queda retenida en el aire.

Las manos que me sostienen son negras.

- Fuiste cruel con tu hermana... - Baja su mano lentamente.

- Se metió con mis cosas ahora lárgate - Pasa al lado de ella empujándola.

- No estés enojado - Ronroneo en su cuello para después lamerlo, sus manos se aprietan en mis caderas.

- Parece que alguien sigue estando en celo, tu olor sigue igual de dulce - Besa y muerde mi cuello.

- Yo no estoy... - Aprieto mis piernas con fuerza cuando siento humedad en mi entrada.

- Mientras te esté tocando y mimando estarás en celo, nosotros los vampiros somos insaciables, no sabemos cuándo parar, tu cuerpo tampoco lo sabrá - Me baja de sus brazos y me hace recargar en la pared, sus manos aprietan mis caderas mientras se restriega en mí.

Una de sus manos entra en mis pantalones tocando mí ya sensible entrada, sus dientes atraviesan la delicada piel de mi cuello, haciéndome jadear y gemir de placer.

Mis caderas ya se mueven por sí solas buscando su gran miembro para complacerme.

- Tienes que comer - En un parpadeo ya estamos en el comedor, el me mira desde la otra esquina, sonriente.

- Dylan yo... - Mi boca se cierra cuando Catalina entra con una charola la cual pone en la mesa, gruñendo bajo como toda la comida.

- Catalina te llevará a la habitación, tengo que hablar con mi padre - Aparece enfrente de mí y besa calurosamente mis labios, intento agarrarlo del cuello para juntarnos más, pero desaparece, dejándome con una fuerte necesidad.

Termino de comer y me estiro en la silla.

- Sígame señor, lo llevaré a su habitación - Con las piernas temblorosas me levanto para seguirla.

Minutos después abre la puerta de la habitación para dejarme entrar.

- Si necesita algo solo diga mi nombre - Desde que estoy aquí su vista no se ha levantado del suelo.

Estoy por agradecerle, pero ya ha cerrado la puerta.

Atontado me acuesto en la cama restregándome en estas tan solo las toco ya que tiene el olor de Dylan.

Intento evadir el ardor en mi entrada, pero poco a poco se va haciendo más fuerte, me acostumbré a tener alivio de inmediato.

Quito rápidamente mis pantalones junto con la ropa interior, sin perder tiempo, con mis dedos acaricio mi entrada para luego meter un dedo.

No es suficiente, claro que no, no ahora que mi cuerpo conoce el placer.

Meto y saco intentado dar alivio, pero está empeorando, cierro mismo ojos imaginando que es Dylan, nada.

- ¿Cachorro quién te dio permiso de tocar? - Abro mis ojos y Dylan está caminando lentamente a mí.

Me estremezco cuando quita con brusquedad el dedo de mi interior.

- Na...nadie - Levanta mi pierna y la muerde con fuerza.

Succiona un poco de sangre y se separa.

- ¿Te viniste? - Entierra sus uñas en mis muslos.

- N....no... - Deja de ejercer presión y me mira lujurioso.

- Me alegro, ese es mi trabajo - Me estremezco y grito cuando su miembro me inunda, sin dolor, solo placer.

Como de costumbre sus colmillos muerden mi cuello mientras sigue embistiendo, doble placer.

Mis gemidos se volvieron gritos de placer cuando se estrella más fuerte, en cuestión de segundos mancho mi abdomen con mi sustancia.

Deja de morder y ahora solo me mira, sus labios tienen sangre, haciéndolo ver aterradoramente sexy.

- Nunca te toques, eres mío, soy el único con derecho, incluso tu cuerpo no te pertenece - Amo ese lado tan posesivo que está floreciendo.

- Siempre -

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