Capitulo 47

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Dylan

Nervios es lo último que me creí sentir, mi bebé viene en camino y estoy emocionado al ver su nacimiento, pero sobre todo nervioso.

- Dy... Dylan - Sus ojos están cristalinos y su respiración es errática, puedo ver sufrimiento en su rostro, mis ojos están dilatados ya que puedo sentir su dolor y mi cuerpo exige saber quién lo está lastimando para matarlo.

- Aquí estoy mi amor... - Agarro una de sus temblorosas manos y le doy un tierno beso.

Mis frías manos parecen tranquilizarlo un poco, así que recorro sus piernas.

- Te... te amo... te amo... Mucho - Sonrío mirándolo con ternura, me agacho un poco y beso su pierna.

- Eres mi vida cachorro, tú y mi bebé, no puedo pedir nada más, te amo enormemente - Asiente, hace su cabeza para atrás dejando su delicioso cuello a la vista, lamo mis labios, teniendo ganas de morderlo, así que mejor bajo mi vista a entre sus piernas, las ganas se me van de inmediato.

- Es hora de pujar amor - Obedientemente así lo hace, no grita, no patalea, lo único que hace es sollozar y gemir, pero a pesar del dolor sonríe débilmente.

Uno, dos tres empujes y se detiene, agotado.

Con sus ojos llenos de lágrimas puedo sentir que me mira con tanto amor que me estremece positivamente, tengo entendido que el dolor del parto es insoportable ¿Porque esta tan tranquilo?

- ¿Porque estas tan tranquilo? No gritas, no pegas... -

- Es... estoy tan feliz... que no me importa... - Cierra los ojos suspirando profundamente.

- Debes empujar - Le recuerdo gentilmente, asiente para después respirar profundamente y pujar.

La curiosidad me invade cuando veo una cabecita adornada con un mechón de cabello negro.

- Ve... veo la cabeza ¡Amor veo la cabeza! - Lo escucho reír.

- ... Te ves horrorizado y emocionado... - Suelto una pequeña risita.

- No todos los días ves un bebé nacer - Con su mano limpia el sudor de su frente, estoy por levantarme por una toalla, pero me lo impide gruñendo.

De nuevo da otro gran empuje que lo hace gemir fuertemente.

Un chillido, un poderoso chillido que hizo temblar la habitación por segundos, con mis temblorosos brazos agarro el pequeño cuerpo de mi pequeña hija quien apenas me siente se acurruca, tranquilizándose.

- Una niña... - Increíblemente siento mi corazón palpitar por unos segundos para luego detenerse.

Agarro el cordón umbilical y lo corto con mis colmillos, ahora me siento completo, como si un lazo invisible nos haya unido, el mismo que tengo con Daniel.

Tembloroso acerco mi dedo a su diminuta mano, ella lo agarra con fuerza, como si nunca quisiera soltarme, siempre odie a los niños, pero con ella simplemente...

Me enamoré

Me enamore de esta pequeña criatura, que ahora estará enlazada conmigo para la eternidad, a mi pequeña que ahogaré con mi infinito amor, incluso me siento capaz de bajarle las estrellas si ella me lo pidiera.

Dejo de mirarla para ahora hacerlo con Daniel quien nos mira en silencio, puedo sentir su infinito amor.

Felizmente se lo entrego a un cansado Daniel, quien apenas la carga comienza a llorar mientras besa múltiples veces su rostro hinchado.

- Eres... Hermosa - Me acercó más a ellos abrazándolos por detrás.

La pequeña tiene los ojos cerrados, pero poco a poco los va abriendo, orgullosamente tiene el mismo color de mis ojos.

Veo como la pequeña abre su boca y se restriega contra el ya hinchado pecho de Daniel, naturalmente la ayuda a tomar su pezón, mi mano acaricia su rozada mejilla.

El ronroneo de Daniel dedicado a mi bebé me hincha el corazón.

- Yo siempre soñé con tenerla en mis brazos, pero nada se compara - Beso la cabeza de Daniel.

- Se han vuelto mi mundo y siempre estaré con ustedes para protegerlos e inundarlos con mi amor -

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