Capitulo 15

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Daniel 

- No puedo creer que me llame tanto la atención la sangre de un perro sucio - Pensé que nadie entraría a esta habitación que me acondicionó el vampiro, me equivoqué.

- Lobo... - Hablo bajito.

- ¿Que? - La mujer se levanta de la pequeña mesa en la que estaba sentada.

- Soy un lobo no un perro - Muevo mis manos, un signo de que estoy demasiado nervioso.

- Te tendría que matar por haberme contestado, pero no puedo ya que eres... una cosa valiosa para Dylan - Ahora se sienta en la cama con las piernas cruzadas.

Tomo la sabana y la jalo más a mi cuerpo, estaba a punto de dormir, pero esta mujer entro.

- Estas temblando ¿Acaso tienes miedo? - Gatea lentamente a donde estoy.

- Aléjate... por favor - Ella si me causa terror, ella y todos los demás vampiros excepto el que me encontró.

- Todo estará bien mi hermano salió por un rato - Ronronea mientras da una lamida a sus labios.

Cierro mis ojos y los vuelvo a abrir.

- ¡Ah! - Esta enfrente de mi sonriéndome de manera perversa.

De un rápido movimiento me acuesta en la cama, su cabello cae a mis costados.

Sus colmillos han crecido.

- ¡No, por favor no me hagas daño! - Ella se acerca a oler mi cuello.

- Parece que mi hermano ya te ha puesto la mano, mejor dicho, la lengua - Con mis manos temblorosas la empujo, pero por equivocación toco sus pechos lo cual provoca arcadas en mi cuerpo.

- N.... no -

- Eres tan cruel conmigo - Sollozo con asco y miedo al mismo tiempo, no quiero que esta mujer me toque.

- Minerva... ¿Qué diablos haces? - La mujer se levanta rápidamente como si yo quemara.

- Hermano yo estaba hablando con tu cachorro... - Esta nerviosa.

Con mis manos cubro mis ojos, no quiero ver a la mujer.

- No te enojes hermano... ¡El me provocó! - Un gran gruñido se escucha, un gruñido furioso.

- Lo dejé solo en la maldita habitación ¡Solo! Tu entraste a molestarlo, para intentar morderlo y eso no puede hacerse hermana mía -

- Dylan yo no quise... - Ahora la habitación está en completo silencio.

Abro uno de mis ojos y ya no hay nadie, ahora puedo respirar con tranquilidad.

Me pongo de lado y me hago bolita, con una pequeña sonrisa que no entiendo por qué salió de mis labios, pero no importa, cierro al fin los ojos.

***

Siento una fuerte mirada e inconscientemente mis piernas se frotan entre ellas, eso no es buena señal.

No he querido abrir mis ojos, pero la curiosidad gana.

Un pequeño grito sale de mi garganta cuando veo a Dylan acostado a mi lado, mirándome fijamente.

- Mi cachorro pulgoso por fin despiertas - Está a unos escasos centímetros, deseo frotarme contra él, sentir piel con piel.

Muerdo el interior de mi mejilla con fuerza sintiendo el sabor metálico.

- ¿Me estas seduciendo? - Agarra con sus grandes manos mis muñecas y rápidamente se pone arriba de mí.

- Yo... - Sus labios chocan bruscamente con los míos, sin esperarlo su larga lengua se mueve en mi boca llevándose consigo el sabor a sangre.

Suelto un gran gemido, mis ojos lloran de emoción, cierro mis manos en puños.

Tengo un cosquilleo en mi pelvis, pasan los segundos y necesito aire así que lentamente se aleja.

- Tu sangre es aún más deliciosa de lo que pensaba y huele cada vez mejor - Agarra mi mano y la lleva a su nariz.

Cierro los ojos imaginado sus dientes en mi cuello, imaginado una marca de propiedad.

- Muérdeme... -

- ¿Tan rápido? Que apresurado eres lastimas mis sentimientos - Alza la camisa de color negra que me ha dado y ahora siento su lengua lamer mis pezones.

Respiro con dificultad no puedo creer que un vampiro me esté tocando de esta manera.

De nuevo se separa, muerdo mi labio para evitar chillar por más atención.

- Salí ayer por comida me costó trabajo ya que nosotros no comemos eso... pero podrás hacerlo, ahora lamento lo de Minerva - Puedo escuchar sus dientes rechinar de enojo.

Muevo mi mano para que me suelte y así lo hace, con delicadeza acaricio su mejilla intentando tranquilizarlo, es como si mi cuerpo supiera cuando está enojado, necesito verlo en todos los aspectos "Feliz"

- Gracias - Acaricio y exploro su rostro, su piel bajo la mía se siente un poco fría, nada exagerado.

Quisiera abrazarlo para darle mi calor, pero se perfectamente que esa es su temperatura.

- Debes comer cachorro - Pone un brazo abajo de mi cuello y otro en mis piernas para levantarme junto con él.

En un parpadeo estamos en un gran comedor.

- Serás la primera persona en utilizarlo como se debe - Sonrío.

Me carga en una mano y abre la silla para sentarme en esta, me sobra mucho espacio.

- ¡Catalina! - Su voz hace temblar un poco la habitación.

Corriendo entra una mujer de vestido negro con tacones altos, su cabello está perfectamente bien recogido, en sus manos trae una charola que seguro pesa mucho.

Sin alzar la mirada acomoda la comida enfrente de mí, da miedo su perfección.

Termina y hace una reverencia para después retirarse.

- Disfruta - Se sienta a mi lado sin dejar de mirarme.

La comida no se ve muy apetitosa.

Agarro un tenedor y pruebo la comida, por lo menos sabe bien.

Dylan estira su mano y jala un mechón de mi cabello hasta llevarlo a su nariz inhalado con fuerza.

- Eres mi droga pequeño cachorro una que no tengo pensado dejar -

******

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