Capitulo 26

1K 77 1
                                    

Daniel

- ¿Porque...? - Me levanto de su cuerpo y me alejo con miedo.

- Cachorro no pienses cosa que no son, debo irme ya que debo arreglar unos asuntos - Se estira y me toma en brazos.

- No puedes irte, no quiero - Escondo mi rostro en su pecho y comienzo a sollozar.

Por mi mente pasan todos mis recuerdos de los días que estuve solo en el bosque, lo cual causa un fuerte temblor en mi cuerpo.

- Quisiera quitarte todos esos malos recuerdos - Mueve su cuerpo de un lado a otro lentamente, mientras besa mi cabeza y sus manos acarician mi cuerpo.

- ¿Porque debes irte? - Mi voz apenas es un susurro, pero sé que me ha escuchado perfectamente.

- Cachorro debo irme para hablar con los lobos, si aún quieres ver a tus padres tengo que hacerlo, te dije que lo haría - Quiero cambiar de opinión y decirle que ya no quiero verlos, pero de verdad necesito saber cómo está mi madre.

- Puedo ir contigo - Sus dulces caricias están haciendo que duerma.

- Muy peligroso, estarías bien protegido... pero el viaje es agotador, no para nosotros, pero aun así sería estresante para ti, estarás mejor aquí, además solo serán unos cuantos días -

- ¿Qué pasa si no regresas? - Cierro los ojos con cansancio.

- No te libraras de mí nunca cachorro - Sonrío aún entre sueños cuando acaricia mi vientre con delicadeza.

***

Sollozando me abrazo con fuerza a Dylan quien está a punto de irse.

- Debes hacerle caso a Catalina cuando te llame para comer, ella de protegerá con su vida, así que no te sientas desprotegido - Catalina está a mi lado con la mirada en el suelo, parece una estatua de mármol.

- ¿Ella... ¿Ella nos protegerá? - Dylan me separa de su cuerpo y acaricia mis hombros mientras me mira, estoy disfrutando lo más que puedo su tacto que será el último en días.

- Claro que si ¿Cierto Catalina? -

- Daré mi vida para protegerlo de todos, nadie entrara a su habitación, vaya tranquilo - Su voz es melodiosa y con un bonito acento.

- Bueno tengo que irme cachorro - Con fuerza besa mis labios, metiendo su lengua a mi boca, moviéndose por todas partes.

Después de segundos que me parecieron eternos se aleja.

- Te amo cachorro - Un último beso en mi frente y se da la vuelta para irse.

Poco a poco comienzo a ver cristalino, gracias a las lágrimas que están por caer.

Catalina cierra las enormes puertas impidiendo que siga lastimándome por verlo partir lentamente.

- Puede ir a descansar mientras esta la cena - Sin decirme más se da la vuelta y se aleja dejando atrás el eco de sus tacones.

Sintiéndome triste y sobre todo solo, corro hasta nuestra habitación.

Por segunda vez tiro toda su ropa a la cama, creando un nido para nosotros, lleno de tristeza me acomodo entre las mantas.

Minutos después de estar llorando, gruño con fuerza cuando siento la presencia de alguien al otro lado de la puerta.

- Señor esta lista la cena - Por primera vez en mucho tiempo puedo decir que no tengo nada de hambre.

- No quiero -

- No me haga más difícil mi trabajo, me gusta mi cabeza arriba de mis hombros, no deseo que me sea cortada - Alzo una cobija y me cubro completamente.

- No - Cuando la puerta se abre comienzo a gruñir furioso.

- Tiene que comer si quiere que su bebé siga creciendo sano, de lo contrario enfermera usted y después su hijo - Poniendo una mano en mi vientre ronroneo a mi cachorro para luego dar pequeñas caricias.

- Bien... - Retiro las cobijas de mi cuerpo y con su ayuda me levanto de la cama ya que un ligero mareo se hace presente por tanto llorar.

Cuando estamos en el comedor, el olor de una deliciosa comida casi me hace olvidar que no tengo a Dylan.

Apenas mi trasero toca la silla comienzo a devorar la comida, Catalina está a una prudente distancia mirándome.

- ¿Porque me miras? -

- Debo vigilar que no te atragantes con cualquier alimento, en caso de ser así yo estaré para ayudarte - Mis ojos dejan de mirar a Catalina y ahora recorren el enorme comedor.

- Vaya, el cachorrito por fin salió de su madriguera - Casi ruedo los ojos cuando Minerva entra a la habitación, se ve mejor.

- Señorita Minerva no se acerque más y no diga tonterías - Minerva frunce el ceño en dirección a Catalina quien ni quisiera se inmuta por su presencia.

- ¡Ahora tú, diciéndome que hacer! -

- No lo hago, pero si algo le pasa al niño morirás tú, arrastrándome al proceso - Haciendo un puchero se sienta con fuerza en la silla.

- ¡Bien! - Sube sus piernas arriba de la mesa.

- No sea maleducada señorita - Sonrío al ver como se retan la una a la otra.

- Puedo hacer lo que quiera ahora que no está mi hermano -

- ¿Cuándo no lo ha hecho? - Terminando mi comida y aun sonriendo me acomodo mejor en la silla.

- ¡Pero que mala te has vuelto! - Enojada se levanta de la mesa y sale azotando la puerta.

- Estos niños... - Catalina da un gran suspiro y cierra los ojos mientras soba su cuello.

Después de unos minutos los abre para mirarme.

- ¿Biblioteca, sala de estar, jardín o su habitación? - Muerdo mi labio pensado.

Me encantaría estar en mi pequeño nido, pero me gusta más el jardín.

- Jardín - Con su ayuda me levanto de la silla, de nuevo, para llevarme al jardín.

Mis pies desnudos apenas tocan el pasto me suelto de Catalina y camino rápido por todo el lugar.

Queriendo disfrutar más la sensación me convierto en mi pequeño lobo y me restriego de espaldas al pasto, moviéndome para todos lados.

Sintiéndome más libre de esta manera corro entre arbustos.

El cansancio poco a poco se hace notar, obligándome a detenerme y acostarme de lado en el pasto, muy cerca de las flores ya que huele delicioso.

******

¡Comentar!

★// Te Pertenezco //★ (+18) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora