𝐕𝐈𝐈𝐈

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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Un silencio abrupto reinaba dentro de la cueva

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Un silencio abrupto reinaba dentro de la cueva...

Desde aquella llamada con su esposa, el policía Harris no había pronunciado una sola palabra...

Por mi parte, lo observaba con aburrimiento.

Su cuerpo se tambaleó de un lado a otro, lo había colgado en uno de los ganchos de la pared con ayuda de unos guardias.

Empujé sus piernas y me entretuve observando su cuerpo balancearse de un lado a otro. Di unos cuantos pasos hasta una mesita rodante cercana, donde dejé un pequeño tubo metálico. Luego me quité la máscara y la coloqué sobre la misma mesita...

Él me examinó, su expresión reflejaba pura decepción. Me peiné el flequillo con los dedos, mostrándole una bonita sonrisa.

El policía Harris solía saludarme de vez en cuando y pedir postres para llevar a su familia casi siempre. Por lo que sabía, era un hombre respetuoso y bastante amoroso, todo un 10.

No dudaba en ayudar a las personas en lo que fuera, al contrario de la mayoría de sus compañeros que te miraban por encima de sus hombros...

En conclusión, un buen tipo y un padre amoroso.

—¿Me veo como una mala persona?...

Mi pregunta no provocó ninguna reacción en él, solo se limitó a mirarme fijamente.

—Yo pienso que no, ¿sabés? —hablé con sinceridad ante lo que pensaba de mí mismo.

—L-Lo...eres.

Al oír su respuesta con voz dolorida, dirigí mi mirada al espejo que había en la cueva...

Mi rostro gritaba "homosexual", pero no mal muchacho.

—V-Vas a pagar... —él realizó una pequeña pausa—. T-Todo esto.

—¿Realmente piensas eso de mí?...

Me acerqué a su cuerpo. Mi mano rozó su pecho y brazos. Mi tacto le causaba asco, pero no tenía fuerzas para apartarme de él.

—Algunos de mis compañeros no dudaría en matarte ahora. Yo quiero conocerte, ni siquiera los guardias charlan contigo cuando te vigilaban. En cambio yo sí.

Sonreí con amplitud, pero él me ignoró por completo. El silencio volvió a reinar, realizando un pequeño puchero. Retiré mi mano lentamente hasta dejar de tocar su pecho.

—Me gustan los niños, disfruto verlos jugar y divertirse. Escucharlos reír con emoción...

Di dos pasos y me senté a su lado en un muro de la cueva. Él se alarmó al escuchar mis palabras, pero le hice entender que no debía preocuparse.

LOS ZHETAS © [LGBT+]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora