LOS ZHETAS © [LGBT+]

𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈

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Narrador Omnisciente.

La hora de la salida llegó, como la noche.

Las puertas del ascensor se abrieron y Ning Jing salió. Empezó a correr hacia la puerta y se retiró del edificio de su trabajo.

Observó a su alrededor, notando que aquel coche negro aparco cerca del estacionamiento del edificio, donde se encontraba su moto.

Estiró sus brazos y bostezó con fuerza, bajó los escalones con rapidez y fue hacia el estacionamiento hasta llegar a su moto...

Pronto sacó el casco y se sentó en la moto. Antes de encender la moto, activó la ubicación de su celular y en la pantalla de su reloj digital apareció dónde se encontraba ahora. Envió la ubicación a sus compañeros y equipo de seguridad de CNS, asegurándose de que al menos sabrían dónde estaría a cada minuto.

Guardó de nuevo su celular y encendió la moto, retrocediendo para poder arrancar derecho. Mientras hacía eso, se fijó que no se veían siluetas dentro del coche. Detalló el vehículo por unos cuantos segundos y arrancó con cuidado, pero no duró mucho la delicadeza en el momento en que esquivó la cámara.

Dentro del coche, dos hombres se levantaron y no tardaron en encender el auto para arrancar de allí. A diferencia de Ning Jing, ellos aumentaron la velocidad al salir del estacionamiento para seguir a la moto.

Ning Jing, cada segundo que podía, veía ambos retrovisores. No manejaba tan rápido como de costumbre al no tener rastro de aquel coche negro...

Para su buena suerte, su espera no se extendió, ya que aparecieron en su campo visual después de unos cinco minutos. De forma lenta fue subiendo la velocidad.

Por otro lado, uno de ellos fue preparando las navajas y guardándolas en distintas partes de sus cuerpos, dejando unas a su compañero que se encargaba de manejar. No importaba cuánto pisara el acelerador, ella lo adelantaba.

Por el afán de seguir la moto, no se percataron de que ya estaban en el puente, avanzando hasta el otro lado. Se fijaron en que la moto estaba en la mitad del recorrido, manejando con libertad al tener la pista casi vacía...

Ning Jing se movía de un lado a otro, ya que llegó al otro lado y siguió derecho hasta doblar por el lado izquierdo y comenzar a salirse de la autopista para entrar a una más solitaria.

Se fijó en el retrovisor nuevamente y creyó que la habían dejado de seguir, sin embargo, pronto vio unas luces detrás de ella. Ninguno de los dos paró de acelerar y Ning giraba su cabeza por milésimas de segundo cada vez que tenía la oportunidad...