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Narrador Omnisciente.
—Te extrañe mucho...
—Pero si solo ha pasado un día sin vernos, tontito.
—¡Te extrañé y punto!
Dean levantó sus manos en forma de inocencia, riendo por la actitud de Noah. Ambos subieron unos escalones hasta llegar a la puerta de la casa de Dean.
La calle en donde se encontraba estaba sola y silenciosa, así que el pequeño grito de Noah se escuchó perfectamente.
El menor abrió la puerta y ambos ingresaron a la casa; el mayor la cerró tras ellos. Encendieron las luces y lanzaron sus cosas sobre el sofá, al igual que sus cuerpos. Noah apoyó su cabeza en los muslos de Dean, admirando su rostro y sintiendo cómo su mano acariciaba sus mejillas y su cabello.
El mayor observó con orgullo a Noah, quien vestía con un traje negro y una corbata roja, muy elegante, que lo hacía sumamente atractivo a sus ojos. Para el menor no fue distinto; Dean acostumbraba a vestir muy bien y de manera elegante, con su traje de color beige y camisa blanca, complementados con unos lentes antirreflejo de montura dorada.
En los últimos días, no ha podido disfrutar de su presencia ni compartir con sus amigos debido a los trabajos que ha tenido que apoyar junto con el equipo que ingresó.
Creía que las desapariciones eran lo único que había incrementado en el país, especialmente en el estado de California. Sin embargo, el ámbito tecnológico también ha experimentado un aumento, algo que vivió en carne propia durante las horas extras que tuvo que realizar, sentado frente a un ordenador junto a otros.
En el poco tiempo que lleva allí, ha escuchado o visto cosas que van desde lo insólito hasta lo horrible, incluyendo temas como el canibalismo y la pedofilia. Pensó que era alguna broma macabra de los investigadores y policías sobre el primer tema, pero luego confirmó que no era así.
Para Noah, esto no fue del todo sorprendente, ya que, según él, vive en el país de los “locos”...
Sin embargo, decidió no juzgar demasiado.
Lo único hermoso de este país es al hombre a quien miraba justo en este preciso momento, admirandolo en silencio.
Noah fijó sus ojos en los labios de él, levantándose con lentitud. Dean no dejó de observarlo. Al tener sus rostros tan cerca y sintiendo la respiración del otro, cerraron sus ojos. Sus labios por fin se unieron; Dean lo sentó en sus piernas con suavidad mientras el beso incrementaba su intensidad. Los jadeos por parte de ambos hicieron acto de presencia en aquella sala.
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LOS ZHETAS © [LGBT+]
RomanceEn la cima de las montañas de San Francisco se encontraba Hideki, un licenciado en artes recién graduado que forma parte de "Los Rojos" junto a sus amigos, un grupo de asesinos bastante sanguinarios de CNS, un sitio de carreras ilegales. Pronto con...