En la cima de las montañas de San Francisco se encontraba Hideki, un licenciado en artes recién graduado que forma parte de "Los Rojos" junto a sus amigos, un grupo de asesinos bastante sanguinarios de CNS, un sitio de carreras ilegales.
Pronto con...
Elliot no supo cuántas veces se cubrió el rostro con ambas manos, estaba muy molesto.
Borja le dio unas cuantas palmadas en la espalda, regresando su vista al equipo y a Halbert...
Él no suele estar en esta clase de reuniones, pero quería apoyar a Elliot y levantar sus ánimos. Tanto Halbert como Eugene son cercanos a toda la familia de la estrella.
—No te preocupes, Elliot —habló Halbert, transmitiendo esperanzas a través de su voz—, los gigantes suelen atravesar grandes obstáculos como estos muy seguido. A la gente no le gusta ver a otros triunfar, dejándose llevar por el diablo, llenos de odio y rencor...
Borja asintió a todo lo que decía Halbert, analizando las palabras dichas por él.
Elliot solo movía su pierna debajo de la mesa y reprimiendo sus ganas de golpear a alguien. Ahora tendría que hacer un vídeo de disculpa.
—Créeme, esto es solo una batalla que Dios te dio para saber qué tan hombre eres. Allá fuera tienes gente que te odia, pero muchos, o mejor dicho, muchas que te aman y te esperan. Aprovechemos este momento a tu favor —finalizó Halbert.
El equipo de Elliot aplaudió. Al segundo, observaron cómo Elliot se echaba el cabello hacia atrás y después en la silla.
Uno del equipo presentó el comunicado a Halbert, luego a Borja y Elliot. Estuvieron en conversación, hasta que Borja propuso no dar tanta información.
Elliot no escuchaba a nadie en esa sala de reuniones, mirando hacia los ventanales...
E hizo lo mismo en su penthouse durante tres días, sentado en el piso mientras escribía en una libreta palabra tras palabra.
De vez en cuando jugaba con algunos beats en su laptop, pero dejó de hacerlo, cerrándola y dejándola a un lado. Se suponía que Trevor le enseñaría, sin embargo, creía que eso ya no sería posible.
Los ánimos estaban por los suelos, acostándose en el piso y cogiendo su celular.
Su psicólogo le aconsejó que hiciera actividades que le sacara todo su talento y pudiera distraer su mente, pero él necesitaba leer lo que decía la gente hoy en día.
Deslizó la pantalla, leyendo y releyendo algunos comentarios de las personas en sus últimas fotos...
La mayoría era de apoyo, escapando una que otra sonrisa de sus labios. Eso fue su motivo para levantarse luego de unas cinco horas, estirándose y caminando hacia el baño. Pronto se miró a sí mismo en el espejo y procedió a lavar su rostro con agua y jabón.