LOS ZHETAS © [LGBT+]

𝐗𝐗𝐈𝐕

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—Tenemos un acuerdo y una promesa, Ning. ¿Acaso no sabes el peligro de haber estado expuesta tú sola por no haber llamado?

—Ustedes ni saben hablar mandarín.

Hayoon y yo nos tapamos la boca con una de nuestras manos. Dannie observó la reacción de Ethan y Ning Jing, intentando no reírse junto a nosotros. Alex agachó la cabeza, reprimiendo sus labios para que no se le escapara una sonrisa.

Ning Jing se cruzó de brazos, mirando fijamente a Ethan. Él le devolvió la mirada, desafiante. Ninguno de los dos se dejaría intimidar o dominar por el otro.

—Bueno... —habló Noah, captando nuestra atención—. Ethan, sé que tenemos un acuerdo entre todos, pero admítelo, ninguno de nosotros, a excepción de Ning Jing, sabe hablar chino.

—Mandarín —corrigió Ning Jing, rompiendo el contacto visual con Ethan para fijarse en Noah.

—Eso —Noah le restó importancia—. En fin, solo ella iba a entender y no tiene sentido que le reclames que se fue sola cuando era necesario que lo hiciera justo en ese momento. Ninguno de esta mesa es tonto y tú hubieras hecho lo mismo, así que no seas hipócrita —miró a Ethan.

Ethan no contestó a lo último con una mala cara. Sin embargo, tenía claro el acuerdo al que todos llegamos y que prometimos cumplir. No tardó en romper el silencio y nos avisó a todos de lo siguiente:

—Quiero que entiendan que, en este momento, es seguro que tenemos infiltrados y lo de Ning Jing lo dejó más que claro. Tal vez tuvo suerte de que solo fueran dos, pero la próxima vez quizás no. Recuerden que, si saben de ella, también saben de nosotros.

—Yo te apoyo, querido. No sabemos con qué clase de gente nos estamos metiendo y ya Ning mató a dos más —dije en voz baja y la señalé con mi mano—. No tenemos idea de cuál sea el próximo paso de ellos, así que cuanto más unidos, mejor.

—Yo también pienso lo mismo —mencionó Dannie, dándole un sorbo a su vaso lleno de cerveza.

Luego de que Dannie dijera aquello, Alex movió sus manos. Nos dio a entender que ambos lados decían y hacían lo correcto. Hayoon se abstuvo de opinar, así que solo nos veía y nos escuchaba mientras llevaba unas papas a su boca.

Noah no cambió de opinión y apoyó completamente a Ning Jing, con quien chocó los puños por debajo de la mesa. Ninguno de ellos creía que fuera necesario estar todos juntos para esta clase de situaciones.

Los siete nos encontramos en una mesa mientras "veíamos" una carrera en CNS, aprovechando la distracción de la gente de nuestro alrededor para conversar y observar a cada uno. Todos nos fijamos en la muñeca de cada persona que gritaba o bailaba...