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𝐉𝐮𝐚𝐧𝐚
▬▬▬ ○ ▬▬▬ ○ ▬▬▬El timbre de salida sonó, agarré mi mochila rápidamente y salí del curso, una mañana de mierda, llena de gritos de los monos de mis compañeros y los profesores pesados.
— ey, ey. —llega Kala a mi lado, mientras yo caminaba rápido.
— ¿Que pasó? —le pregunté sacando mi celular del bolsillo de la campera.
— ¿Querés que te alcancemos? Me vino a buscar Alan. —me sonríe.—, Ya qué Enzo no te busca.
— tranqui amiga, me voy a otro lado. —le di un beso en la mejilla.—, Te avisó cuándo esté en casa ¿Dale? Si Enzo pregunta estoy con vos.
— cuídate mucho. —rueda sus ojos, no le gustaba mucho que mienta sobre dónde estaba.
Cruce la calle del colegio, con Langoni quedamos en encontrarnos a cinco cuadras, no se porque tantas la verdad, le gusta hacerme caminar se ve. Aún así, me puse los auriculares y caminé así.
Llegó a la cuarta cuadra y veo el auto de Luca estacionado en una esquina, me saque los auriculares cuándo iba llegando, él estaba con el celular, yo le golpeé la ventanilla provocando que se asusté, boludito.
Destrabó la puerta y yo entré agarrando mi pollera, porque encima eso, este uniforme de mierda llevaba pollera. Dejé la mochila entre mis piernas y lo miré sería, le extendí mi mano.
— pero para, hola primero. —ríe acercándose a dejar un beso en la mejilla.
— ¿Qué hola? Dame el anillo. —rode los ojos.
— ¿Qué querés almorzar? —me pregunta arrancando el auto.—, Vamos a ir a un lugar.
— ¿Dónde me vas a llegar justo vos? —le hice montoncito.—, Un miedo de que nos vean tenés.
— ¿Acaso vos no? —arquea una ceja y me mira.
La verdad si, me daba miedito que Enzo se enterará pero eso es un caso aparte. Nunca se va a enterar de esto.
— no. —mire mis uñas haciéndome la boluda.—, Estoy con el uniforme del colegio aparte ¿Dónde querés ir?
— claramente no vamos a ir a un lugar dónde haya gente Jua. —ríe negando, y deja una de sus manos en mi muslo desnudo.—, Y ya sé que estás con el uniforme puesto, bastante bien te queda.
— ¿Eso le decís a todas? —lo mire haciéndome la linda.
— no me respondiste que querés almorzar.
Puse una cara de indignada cuándo IGNORÓ por completó mi pregunta, le saqué su mano de mi muslo de mala manera, al menos que me mienta y que me diga que no.
— elegí vos, no me gusta el pesado, tampoco me gusta la verdura, solamente la papa y la zanahoria. —le digo mirando hacia la ventana y vuelvo a mirarlo.—, Tampoco el poroto, y no me gusta el risotto.
— ¿El risotto no es poroto? —pregunta mirándome divertido.—, Sos bastante delicada, paladar de un niño.
— podemos comer salchipapas, mira venden ahí. —señalé por la ventana.—, ¿Por qué me miras así?