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𝐋𝐮𝐜𝐚
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Me despierto por la alarma que estaba sonando, sonando y sonando. Me remuevo en la cama y rodeó con mis manos el cuerpo de Juana trayendola hacía mí para seguir durmiendo, pero ella todo lo contrario pego un salto de la cama.

— tampoco es algo de otro mundo que te abrace. —me refregue el ojo mientras la miraba.

— ¡Mierda! —dice agarrando su celular.—, Son las tres de la tarde, Luca.

— bueno vení, durmamos un ratito más y después nos vamos. —la quiero agarrar pero se levanta.

— tengo llamadas perdidas de Enzo, le dije que volvía temprano. —me explica mientras se cambiaba.

Me miró y yo suspiré para levantarme también, me puse un pantalón junto a una remera para después ir al baño y hacer mis necesidades, mientras sentía como Juana estaba hablando por teléfono.

Salgo del baño y la que entra es ella, me quedó guardando todas mis cosas, seguía un toque dormido encima, yo quiero dormir loco.

— por suerte me creyó. —suspira saliendo del baño.—, Pero me dio hasta las cinco para llegar.

— ¿Por qué Enzo se encarga de vos? —le pregunté y su cara cambia.

— no me gusta hablar del tema. —es lo único que dice agarrando sus zapatillas.

— no quería incomodarte, perdón. —deje un beso en su cabeza.

— tranqui no lo hiciste. —me guiña el ojo.

Salimos de la habitación y fuimos a cargar todo al auto, Juana fue a comprar algo para comer mientras yo me quedaba ordenando todo en la parte de atrás del auto.

Volvió con una bolsa de chipa y otra de bizcochos, sonreí de lado y ahora si subimos al auto. Me puse los anteojos de sol y empecé a manejar, no era tan lejos, pero era un viaje igual.

— ¿Querés que te deje en tu casa? —la mire arqueando una ceja.

— ¿Cómo? —me mira sorprendida.—, Enzo esta entrenando, pero no sé si es buena idea.

— vos te colgas en avisarme que llegaste. —rode los ojos divertido y ella ríe.

— está bien, cuando lleguemos te digo dónde es.

Asentí y seguí manejando, Juana me pasó un mate y yo recibí. El día de ayer con ella había sido lindo, la traje acá más que nada para que estuvieramos tranquilos un ratito, ya que tan bien lo de nosotros no esta, pero son detalles.

Después de un buen rato llegamos, Juana me pasó la dirección y yo iba siguiendo lo que me decía el celular. Estacionó a unas dos cuadras del barrio privado, ella me sonríe y se acerca a darme un beso.

— gracias. —susurra en mis labios.

— la próxima sorprendeme vos. —le guiñe el ojo y ella me da otro beso.

— entonces voy a pensar rápido que podemos hacer. —ríe y me queda mirando.

Sus ojos verdes eran hermosos, Juana era una mina muy hermosa sin mentirles, su sonrisa resaltaba al toque.

¿𝗰𝗼́𝗺𝗼 𝗵𝗮𝗴𝗼?| ˡᵘᶜᵃ ˡᵃⁿᵍᵒⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora