9-Las ratas son presagio de un mal augurio-
La emboscada sería en tres días. Era muy poco tiempo para poder planear adecuadamente las cosas, pero Madam Dafnée había dejado en claro en la oficina que ella era la jefa de la división, después de que la pila de papeles se asentara en su escritorio con un golpe, pronunció las palabras "Estos documentos que tienen enfrente de tus ojos son mucho más importante que lo que tienes que decir, si no vas a ayudarme con ellos entonces puedes callarte y salir". El hombre que estaba frente a ella era el guardia de una de sus subdivisiones, que tenía aires de grandeza al haberse casado recientemente con una duquesa. Pretendía mirar a Madam Dafnée condescendientemente sólo porque era una mujer, casi olvidando o ignorando descaradamente, que el título nobiliario de su esposa y su suegro estaban aún por debajo del de Madan Dafnée. El hombre mantuvo la palabra "Ramera" en la punta de su lengua, al ver la mirada de sus colegas que se filtraban por la puerta, no pudo hacer nada más que salir. Madam Dafnée arrugó la nariz, como si el aire que estaba en su oficina ahora estuviera contaminado. Se levantó y cerró la puerta con la punta del pie.
–Las bellezas malhumoradas no son de mi preferencia.
–Mn. Es mejor así–.
El hombre que estaba detrás de ella rió. La oficina de Madam Dafnée tenía una puerta interior, que conectaba con una sala pequeña donde había expedientes y una estancia privada. El hombre acababa de salir de la sala de expedientes y se encontró con la actual escena.
–¿Encontraste algo?– El hombre asintió.
–Tenías razón.
–Tengo razón en muchas cosas, se más específico– La mirada del hombre brilló, encantado por la seguridad y arrogancia de esa bella mujer.
–Siguiendo el modo de operar del sospechoso y los patrones. El día, la hora, el lugar. Será perfecto para la redada que estás planeando– Madam Dafnée en vez de alegrarse se dejó caer en su silla de cuero. No había sido fácil utilizar la información del mundo humano para tratar con un sospechoso que parecía provenir de Hécate. Naturalmente poder acertar en la fecha y el lugar había sido posible sólo por sus grandes conexiones de información.
–Oh Henry, si esos subordinados que tengo afuera fueran la mitad de inteligentes que tú, me ahorraría mucho trabajo.
–Lo son– Henry sonrió ante el halago del Madam Dafnée. Tenía una barba de varios días y ojos marrones claros –Sólo que no desean serlo cuando están contigo– Madam Dafnée miró con una ira gélida a través de la puerta.
–Lo sé– Por algo están en el departamento de inteligencia.
–He avisado a mis hombres. En total serán dos escuadrones de la línea Este y el escuadrón a tu mando del departamento de operaciones especiales de la guardia real– Madam Dafnée sonrió.
–En realidad, Henry. Llevaré a dos personas más– Henry alzó sus cejas.
–¿Quiénes son estos invitados especiales de Madam Dafnée?
–Tu lo has dicho, son invitados especiales. Así que si tus agudos ojos llegan a contar a más personas, puedes ignorar ese detalle– Henry solo asintió con una sonrisa. Sus rasgos eran afilados y sus gestos temerarios. Tenía una belleza salvaje que a Madam Dafnée le gustaba mirar. La primera vez que se conocieron, ella le dijo con total seguridad "En realidad, eres agradable a la vista y no tienes el gusto de esos lobos calvos". Henry pudo leer la naturaleza de esa mujer en un instante, considerándola agradable también. Su alianza se formó bajó el flujo de los intereses, destinada a ofrecer beneficios mutuos y saldar deudas con favores.
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El duende recolector de llaves y el coleccionista.
FantasyEl choque de dos grandes egos en una treta de vida o muerte. . . que terminan enamorándose. Light, un arrogante duende que fabrica llaves como artesano en el mundo mágico. Darcy, un misterioso humano dueño de una tienda de antigüedades en el mundo...