Capítulo 19

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-El pueblo de las bestias-.


Cantemos una canción,

un tributo a la divinidad Bastet,

brindemos en su honor,

a las estrellas,

el sol,

y el cuarto menguante.


La cuarta fundadora terminó de afilar sus uñas rojas. Observó los asientos de los fundadores, actualmente vacíos y suspiró. Al caer la noche, podía observar todo el cielo nocturno de Hécate a través del techo de cristal. Cuando esto sucedía, comprender lo que vivir setecientos años significaba se volvía tán sencillo, porque eran esos mismos años lo que pesaban como el aire. Vidas que no volvían y responsabilidades que nunca se irían. Dejó la biblioteca. Mientras sus tacones blancos hacían un pequeño eco en el pasillo, la cuarta fundadora se acercó hacia su oficina. En el camino saludó a unos cuantos colegas. Sus mejillas dolían un poco, sólo de imaginar lo que el Oni Hei le diría si supiera ello, sintió la necesidad de masajear sus sienes. Repasó en su cabeza los pendientes que debía entregar antes de la próxima semana: sólo debía acabar setenta y nueve esta noche. Si tomaba un poco de té herbal de hada podría mantenerse sin sufrir dolores de cabeza por el esfuerzo. Tocó el picaporte de su sala personal. Antes de abrirlo, pudo sentir una presencia extraña. Frunció el ceño y usó un encantamiento. Chasqueó sus dedos y la puerta se abrió, sin embargo, dentro de la estancia, en vez de su sala de trabajo habitual, se encontraba su dimensión independiente. El sillón blanco en el centro mantenía una figura sentada. Dentro de la estancia blanca y pura, era evidente. La cuarta fundadora observó a uno de los jefes más prestigiosos del escuadrón de rescate. Helena se sentó enfrente del sillón y al estirar su mano hacia el aire, una taza de té herbal de hada apareció en su mano. La dulce fragancia relajó sus músculos tensos y el cansancio que acumuló en días pareció hacerse evidente.

–¿Qué sucede?

–Esté subordinado solicita permiso para emitir la orden que permita desplegar el equipo especial de rastreo de la cuarta fundadora.

–Hazlo.

–Además de la orden especial de la cuarta fundadora, necesitó una razón para involucrar el escuadrón especial de rastreo de la cuarta fundadora dentro de los escuadros de rastreo de máxima seguridad– Helena agitó la mano como si le quitara  importancia a ese asunto. A pesar de ello, si Protección Sobrenatural se enterara de esto, podría ser llevada a juicio por uso de poder en bienes propios.

–Encúbrelos como si formaran parte de los escuadrones de rastreo de máxima seguridad. Moveré los papeles necesarios para ello.

–Este subordinado entiende–. Los ojos afilados de la bestia ocultaban un rastro agudo de inteligencia. Helena ocultó una sonrisa ambigua. Si no conociera a esta persona, podría haber creído fácilmente en el lobo con piel de oveja.

–No hay tiempo para errores. Necesitó a Light Sayed. Tienes nueve días– Una vez en la sala de interrogatorios, podría hacer lo que quisiera para obtener lo que necesitaba.

–Este subordinado entiende–. Helena no se molestó en dar más instrucciones. La razón principal para que este fuera su subordinado más capaz, era porque nunca había fallado una misión. Naturalmente, quien fallaba, merecería morir.

***

Los campos se extendían en verdes extensiones. El paisaje se había transformado paulatinamente de un desierto a un valle abierto y libre, en donde el sol acariciaba los cultivos y los campos inmaduros.

El duende recolector de llaves y el coleccionista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora