Capítulo 11

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-Mi nombre es Rafferty-


Después de pensarlo unos segundos Light estiró su mano y tomó la esfera de metal en su palma. El Ojo de Hermés, que había sido replicado innumerables veces como un amuleto de pareja y retratado en cientos de libros de artesanía, se encontraba justo ahora tendido en su mano como un objeto cualquiera. Lo guardó en su bolsillo. Por el momento no podía repararlo, pero podría ser útil en un futuro. Era la manía de todo buen artesano, recoger algunos tornillos por aquí, algunos alambres viejos de por acá, una guarnición de un palacio caído e incluso una liga de hule. Las áreas externas de Protección sobrenatural se burlaban de este hábito llamándolo "la maldición del recolector de basura" o simplemente abreviándolo a la "basureros" para reírse de ellos. Light tenía el suficiente orgullo para mirar por arriba del hombre a quién se atreviera a burlarse de él con aquellas palabras: recordó que,  un día cualquiera, después de escuchar a la misma persona decir esas palabras intencionadamente por tres meses cada que él pasaba por el departamento de relaciones, él se detuvo,  abrió la boca sin mirarlo y dijo "Este artesano sagrado es tan poderoso que incluso podría darle un uso a una basura como tú" sin esperar respuesta e ignorando el sonrojo y la rabia de aquella persona, siguió caminando. Tiempo después encontraría la sonrisa de la personas que se burló de él, entre la multitud, en el juicio al que fue sometido después de su desliz. Estaba tan cansado que no le importó. En ese mar de personas, habría cientos de sonrisas más. Aunque observase todo los rostros, no podría contar realmente a todas las personas que se alegraban de su desgracia. Era un artesano sagrado, no un lector de corazones. Después de guardar el Ojo de Hermes en su comunicador de ranita, se sentó en uno de los bellos sillones del recibidor listo para informarle a Darcy lo que había tomado prestado. También era un viejo hábito suyo, al ser un artesano sagrado, momentos de iluminación o ideas para solucionar problemas de sus creaciones aparecerían de repente en su cabeza. Tal vez en medio de la noche o durante una guerra. Los materiales y permisos que necesitaban podrían no estar a su disposición en dicho momento, retrasando segundos valiosos. Debido a ello, se les había otorgado un permiso especial denominado "Uno" referente a "Uno sobre todo". "Uno" les permitía a los artesanos ingresar a las bodegas o saltar ciertos papeleos en el momento, sin embargo, después de terminar su lapsus de iluminación deberían regresar a registrar todo lo que habían tomado y hecho con el permiso especial "Uno". Si después de que se realizarán los chequeos anuales, se descubría que las cosas registradas por el artesano no correspondían con "Uno" o los trámites que se saltaron en su momento no habían sido realizados tiempo después, Sobreprotección Sobrenatural retiraría el permiso de "Uno" y posteriormente extraería el fuego del alma del artesano de la persona responsable. De esta manera, dicho artesano nunca más podría volver a ser uno. Era el segundo castigo más severo de Protección Sobrenatural en el departamento de artesanía, el primero era la "liberación del espíritu natural" que podía resumirse en "pena de muerte". Cuando Light había sido llevado a juicio, había esperado el segundo castigo más severo. No era un tonto. Matarlo en ese momento era un desperdicio. En cambio, si se le arrebata su fuego de artesano y se le confinaba, bajo coacción, no tendría otra opción más que servir a Sobreprotección Sobrenatural como un esclavo. Sin embargo, ni el primer ni el segundo castigo más severo se le fue impuesto. Fue reducido a un recolector de llaves por un tiempo especificado, posteriormente sería tratado como propiedad de Sobreprotección Sobrenatural, creando pedidos para siempre en reclusión. En ese momento, Light todavía no sabía que tanto el primer como el segundo castigo equivalían a la muerte para él, ni que una mano fantasma intervino para salvarlo.

Cuando Light escuchó el sonido de los pasos de Darcy en la escalera, despejó sus pensamientos y sonrió ante el joven que se mostraba cerca de él. A diferencia de los trajes sencillos pero elegantes que Darcy Dagger usaba, esta vez sólo tenía una camisa blanca de mangas anchas, un pantalón negro, un cinturón de cuero y unas botas negras del mismo material. Parecía como si fuera a caminar por un bosque y enfrentar bestias salvajes. Light por su parte había vuelto a vestir las prendas que usó la primera vez que llegó: una camisa blanca con un chaleco café donde escondía todas sus herramientas, unos pantalones que se detenían encima de sus tobillos. Remplazó las botas aladas por un par de zapatos de hoja que tenía guardados en su comunicador de ranita.

El duende recolector de llaves y el coleccionista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora