Agatha
Me duele el cuello producto de la tensión que tengo desde ayer. Todo lo que hablamos con Minho no me dejó dormir bien y siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento. Necesito averiguar si lo que él dice es cierto, de ser así, no solo se estaría practicando la prostitución de manera forzada, sino que también la pedofilia. Y lo que más temo, en el fondo de mi corazón, es que sospecho que el rey lo sabe. ¿Cómo no saberlo? Él maneja todos los clanes del mundo, se supone que nada se le tiene que pasar por alto y todos le deben obediencia y lealtad. No creo que sea tan idiota como para no verlo. Se le estarían burlando en sus propias narices.
Esta es ahora otra razón que sumo a mi gran lista de por qués no quiero ser parte ni tener nada que ver con esta corona.
Desde la sala de juego junto a la cocina se escucha un gran bullicio, al llegar al marco de la puerta puedo ver que gran parte de los guerreros están reunidos jugando videojuegos. Algunos tienen los mandos, mientras que otros solo observan y gritan instrucciones. Recorro con la mirada la sala y me percato que en una esquina está Keelan mirándome atentamente. Me sonrojo, bajo la mirada y decido largarme a la cocina.
Me sorprendo al no encontrar a nadie a esta hora, excepto a Héctor, otro guerrero Laos que se encuentra sentado en una de las butacas de la isla central. Delante de él tiene una especie de café aguado que mira con asco y odio.
—¿Qué te dijo esa taza de café para que la mires como si quisieras matarla? —le digo acercándome.
—Quiero café y no hay nadie cerca.
—¿Y asumo que fuiste tú quién se preparó ese intento de café?
—No es gracioso —dice enojado haciendo un leve puchero que intenta disimular. Me causa gracia y ternura. Raro en él, ya que parece un mastodonte con lo grande que es.
—¿Qué tal si te preparo uno de los famosos tés de Sergio? —Trato de animarlo.
—No puedes hacerlo, son de él. Por algo son famosos SUS tés, no los tuyos.
—Puede que me sepa la receta. —Me acerco a los cajones de la gran cocina y saco todo lo necesario para preparar el té. Hace años que preparo este té para ellos, no he querido dar la receta a los sirvientes, ya que pasé una tarde entera probando diferentes combinaciones de hojas hasta alcanzar el sabor perfecto. Tengo debilidad por las huertas y la herbolaría. Debilidad que tengo que practicar en secreto como todo en mi vida, puesto que una princesa y futura reina no debería andar agachada en la tierra, aquella no es mi posición.
«Imbéciles».
Sergio, el mayordomo, cuando me descubrió, en vez de acusarme con el rey decidió guardar mi secreto y desde entonces hemos dicho que este té es de su autoría y solo de él.
Cuando termino, le entrego la taza humeante a Héctor y solo por el olor sabe que es el té que ellos siempre toman. Me mira dudoso, pero se lleva el líquido a los labios y gime ligeramente cuando el sabor toca sus papilas gustativas.
—Así que te sorprendí, ¿eh? —le pregunto sonriente.
—Pues es muy similar... por no decir igual. Me gusta. —El suspiro que le sigue dudo que sea por el té.
—¿Qué ocurre? Tú no eres retraído, es raro que no estés con el grupo jugando.
—Solo no tengo ganas. —Gira la taza entre sus dedos.
No quiero insistir, pero lo veo tan afligido que me siento con la obligación de ayudarlo o darle algún tipo de consuelo.
—¿Tiene solución tu problema?
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La agonía del Sol (Los ciclos del Sol I) [Terminada]
VampireEl destino de Agatha estuvo forjado desde su nacimiento. Nacida en cuna de oro, alta realeza y heredera de la corona, su vida ya está zanjada cuando los deseos de su corazón se interponen en contra de los deseos de su familia, las exigencias de su p...