Keelan
Si pudiera describir el dolor de la perdida, se viene a mi mente una persecución que tuve con unos renegados en donde, perdiendo totalmente el control del vehículo, quedé incrustado dentro de un bosque, las ramas de unos árboles caídos lograron entrar por la carrocería del vehículo destrozando todo a su paso, atravesándome el pecho, perforándome un pulmón, logrando como resultado dejarme inconsciente tres días en el hospital. El tiempo que tuve que esperar dentro del vehículo, tratando de respirar con el único pulmón bueno que tenía, mientras llegaban los otros guerreros para sacarme del auto en ruinas, ha sido uno de los dolores físicos más grandes que he tenido. El ardor en el pecho, el tratar de no ahogarme en mi propia sangre, el temor de que los renegados se hubieran dado cuenta y dieran media vuelta para acabar conmigo. Todo esto junto no se asemejaba ni un poco, ni la más mínima cantidad, al dolor que estaba sintiendo en el corazón en este momento.
Sentía mi cuerpo temblar, las manos me sudaban, sentía que un escalofrío recorría todo mi cuerpo, sentía que estaba en una gran ola y que me tambaleaba constantemente.
Las piernas ya no soportaban mi peso. Solo quería echarme al suelo... y morir en él.
Me costaba respirar, las lágrimas caían a raudales por sobre mis mejillas.
Me agarro el pecho con una mano, sentía el corazón roto.
Quería gritar.
Quería matar.
Quería... quería que todo hubiera sido diferente.
Quería culpar al mundo, al universo, al destino de la situación que estaba ocurriendo, pero el único responsable de todo era yo.
Yo había apartado a Agatha a este destino.
Yo la había desprotegido.
Yo... no la había amado lo suficiente.
Siempre había intentado protegerla. Protegerla de la raza, de su familia, de la corona... de mí. Sobre todo de mí. En mi mente siempre tenía presente que ella debía ser protegida a toda costa porque no tenía la responsabilidad de haber nacido donde lo hizo.
La guerra no era su culpa.
Estos conflictos no tenían nada que ver con ella.
Las consecuencias de mis actos no tenían que afectarle.
Todo lo que quería evitar, todo lo que siempre quise evitar... era su muerte.
Y ahora...
Y...
Ahora...
¿Qué quedaba ahora?
—Keelan... Keelan... Keelan... —Se escucha la voz cantarina de Caleb en el video. Él levanta su mirada y se queda mirando la cámara, como si me estuviera mirando directamente a mí.
Su sonrisa de medio lado me revuelve el estómago y segundos después la imagen se corta.
El video termina y todo queda en silencio.
—¡Esto es tu culpa, maldito esclavo! —me grita el rey.
Su voz se eleva unos cuantos tonos, haciendo parecer que estuviera chillando en vez de mandar como el hombre que nunca ha sido. Como el rey que nunca realmente ha gobernado... como el padre que nunca quiso ser.
—¡Nunca debí haber confiado en ninguno de ustedes, malditos inútiles! —Veo de reojo como Baltazar empuja de manera muy patética a Xavier, que me queda mirando esperando que dé alguna orden para saber qué carajos haremos ahora con el bastardo del rey—. ¿¡Qué haré yo ahora!? ¿¡AH!? La única heredera a la corona se ha muerto. ¡Muerto! No van a quitar mi legado. —Se pasa ambas manos por el pelo y se lo tironea—. No pasa nada. Esa niña ya no tiene importancia. Aún puedo procrear otro heredero... Sí, aún puedo hacerlo...
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La agonía del Sol (Los ciclos del Sol I) [Terminada]
VampiroEl destino de Agatha estuvo forjado desde su nacimiento. Nacida en cuna de oro, alta realeza y heredera de la corona, su vida ya está zanjada cuando los deseos de su corazón se interponen en contra de los deseos de su familia, las exigencias de su p...