Keelan
—¿Estás seguro? —le pregunta Héctor a Vladimir mientras nos estacionamos fuera de un edificio de al menos diez pisos que se ve abandonado.
—Sí, con Cris verificamos el área y los hemos visto entrar y salir constantemente. —Vladimir, con su marcado acento ruso, se ajusta la correa de sus muslos y caderas que soportan las semiautomáticas que siempre carga consigo.
—Realmente espero un poco de acción esta noche —menciona Aaron revisando por quinta vez si es que su pistola tiene balas—. Creo que voy a entrar un poco estresado.
—Que novedad... —dice Lucas mientras ajusta la katana a su espalda.
—Recuerden no separarse mucho. No quiero bajas esta noche —les ordeno y bajo del Hammer en el que vinimos.
Nos encontramos en una parte de la ciudad que está parcialmente abandonada. Las drogas y los robos hicieron que cada vez estás calles comenzaran a ser desalojadas y lo único que queda en pie son los recuerdos de la gente que alguna vez vivió aquí.
Hace meses estamos intentado dar con el paradero de los renegados, no sabemos dónde se esconden y por qué no se han dejado ver en tanto tiempo. Es como si hubieran dejado de comer o hubieran encontrado la forma de poder saciar su sed de sangre sin que nos demos cuenta.
Las pistas nos guían hasta este edificio, pero solo debe ser un lugar de paso. Demasiado pequeño para albergar a tantos de su especie.
En forma coordinada nos adentramos al oscuro lugar que nos recibe con un olor fétido a moho, mugre y comida descompuesta.
—Cris —le llamo por el interlocutor que tengo en mi oreja.
—Al fondo por el lado derecho deberían estar las escaleras del edificio. —Escucho su voz a través del audífono. Hace días consiguió los planos del edificio y desde la mansión nos puede guiar por ella.
Subimos las escaleras y nos dedicamos a mirar departamento por departamento, solo encontrando viejas pertenencias arruinadas por el paso del tiempo. No se ve rastro de que alguien haya habitado estos pisos en años.
—Vaya mierda. —Aaron patea un cartón que hay en el piso levantando polvo que se expande en el aire.
Un sonido al final del pasillo llama la atención de todos, que nos quedamos en silencio a ver si el sonido se repite. Lentamente, veo como Lucas saca su katana de la espalda y Héctor toma con mayor firmeza su semiautomática. No sabemos cuántos renegados pueden haber y tenemos que estar preparados como si de una horda se tratase.
Le hago seña a todos para que avancemos por el pasillo, nuestras pisadas apenas suenan en el piso y solo el viento que entra por las ventanas rotas emite sonido.
Nuestra triangulación hace que tenga a Aaron por mi derecha, Lucas a la Izquierda y Vladimir y Héctor cubriendo las espaldas. Nos movemos como uno solo, hasta respiramos al mismo tiempo para que no alertar a los demás de cuantas cabezas están en el pasillo.
Por el rabillo del ojo puedo ver como Aaron me hace una seña, indicando que se adentrará a la habitación que tiene a su derecha, pero apenas cruza el umbra, una cuerda de metal se adhiere a su tobillo, levantando su cuerpo de un mangazo, la acción provoca que caiga de espaldas y se golpee tan fuerte en la nuca que levemente puedo ver que pierde la conciencia, mientras un líquido denso como la sangre se derrama en el suelo.
Nos ponemos en alerta mientras que Vladimir va al rescate de Aaron. Desde el fondo del pasillo escuchamos como alguien corre hacia nosotros y, lo último que veo antes de rodar por las escaleras, es a un renegado precipitarse sobre mí mientras comenzamos una batalla cuerpo a cuerpo.
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La agonía del Sol (Los ciclos del Sol I) [Terminada]
VampireEl destino de Agatha estuvo forjado desde su nacimiento. Nacida en cuna de oro, alta realeza y heredera de la corona, su vida ya está zanjada cuando los deseos de su corazón se interponen en contra de los deseos de su familia, las exigencias de su p...