Agatha
Me despierto en una sala blanca, las paredes son de vidrio y la cama en la que yazgo es de hospital. En mis brazos hay conectadas vías de suero y sangre. Todo me parece un déjà vu y nuevamente gracias a Rogelio.
Rogelio, el que se hizo cenizas en las manos de Keelan.
Rogelio a muerto y ni siquiera me pesa la conciencia. No siento pena, sino alivio. Él condenó su propio destino.
Pero la forma en que murió, ¿acaso los vampiros pueden tener poderes especiales y yo no me he enterado?
No tiene sentido.
¿Habré alucinado producto del shock?
Reconozco la sala como el hospital de la mansión y hago memoria de lo ocurrido antes de llegar aquí. Me estaba muriendo en la carretera, Rogelio me iba a disparar, pero llegó Keelan. Luego tengo vagos recuerdos, recuerdo sentir la sangre de Keelan en mi boca y varios guerreros hablando... Gideon estaba con ellos... como si se conocieran de hace tiempo.
¿Desde cuándo se conocen?
Recuerdo escuchar a Keelan decir que tenía hombres trabajando para él... ¿acaso eran los mismos guerreros?
¿Qué está haciendo Keelan?
Tengo tantas dudas.
Miro a mi alrededor, pero estoy completamente sola, el reloj de la pared indica que es de día, quizás todos están durmiendo. Miro la máquina que está pitando al lado de la cama para medir las pulsaciones y el tanque de oxígeno que se encuentra junto a ella. Subo mi mano hacia mi nariz y me percato que llevo unas gafas nasales que me suministran oxígeno al cuerpo. Siento como si un camión hubiera pasado sobre mí pero no tan mal como esperaba estar debido a lo ocurrido.
Todo gracias a la sangre de Keelan.
Creo que nunca he estado tan herida como ahora.
Cierro mis ojos intentando descansar un poco más, pero a los pocos minutos escucho como la puerta se abre y una suave voz pregunta.
—¿Estás despierta? —Jero se acerca a la cama y arrastra una de las sillas para sentarse cerca de mí—. ¿Estás bien? —pregunta preocupado por las heridas visibles que tengo.
—Sí, nada que no sane en unas cuantas semanas —le respondo sin darle importancia. La sangre de Keelan que corre por mis venas me sanará mucho antes.
Veo como su rostro queda pensativo, dándole algo vueltas en su cerebro.
—¿Por qué crees que te están siguiendo?
—Realmente no lo sé. —Decido serle sincera—. Tendrás que acostumbrarte a esto. A quien seguirán luego es a ti.
Suspira con pesar y mueve su cabeza. Mucho entusiasmo no se ve de su parte.
—Sí, trato de hacerme la idea. —Hace sonar los dientes y se reclina en el asiento, tomando una postura mucho más relajada—. ¿Tenías que ser tan cruel el día del anuncio de matrimonio? Realmente me lastimaste el ego con tus palabras.
Escucho como se queja y solo sonrío. Nuestros padres juran que con mi primo nos odiamos y para conveniencia de ambos, les hemos hecho creer todos estos años que así lo es. Jero es uno de los pocos que sabe que pretendo irme, era necesario decirle para que se hiciera a la idea de que su padre lo postularía como futuro rey si yo no estaba. Su vida tranquila y despreocupada acabaría antes de lo que pensaba. Adiós a la vida solo de lujos, fiestas y mujeres sin preocupación. Siendo rey tendrá que cuidarse del qué dirán.
—Lo siento, no era mi intención herirte, pero debes mostrarte más fuerte ante la gente si realmente quieres ser el rey. No seguirán a un hombre que no puede controlar sus emociones, debes demostrar que estás apto para el puesto cuando yo no esté.
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La agonía del Sol (Los ciclos del Sol I) [Terminada]
VampireEl destino de Agatha estuvo forjado desde su nacimiento. Nacida en cuna de oro, alta realeza y heredera de la corona, su vida ya está zanjada cuando los deseos de su corazón se interponen en contra de los deseos de su familia, las exigencias de su p...