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Cuando sus azules amatistas se quedaron fijos en su amigo que iba de la mano con sus padres, comprendió que a pesar de que hacía el intento de ignorar el vacío en su corazón, la ausencia de la persona quien debería de sostener su otra mano le era como las aguas de la primavera fría, que al meterte en ella, tu cuerpo sería incapaz de ignorar la frialdad que lo envuelve. Podría decirse que la calidez que envuelve su pequeña mano era el calor que buscaba su cuerpo en medio de la aguas frías, podía aferrarse tanto a esa calidez con tal de continuar viviendo, sin embargo, esa calidez no era suficiente para abrigarlo cuando logre salir de las aguas frías, necesitaba más de ello, pero no lo conseguía, y su mano, la que colgaba con una genciana yacía frio a diferencia de su otra mano que era sostenido por su padre al caminar.

Jingyi miró la expresión neutra de su padre, indiferente a lo que pasaba a su alrededor, perdido mentalmente y presente físicamente. Bajó su cabeza al ver la mirada vacía y opaco de su padre, una mirada que le era tan familiar cuando su padre miraba hacia un punto desconocido. En su tierna mente, Jingyi deseaba leer los pensamientos de su padre, quizás de ese modo podría saber la razón de su tristeza y quizás así sabría como consolarlo siendo él tan pequeño.

__ A-Die... __ Tímido y avergonzado estaba Jingyi al no saber que si sería escuchado al ser su llamado muy bajo, casi como un susurro. Al levantar la mirada en dirección de su padre. Jingyi respiró tan profundo para calmar sus nervios. Con sus manos sudorosos y temblorosas preguntó: __ ¿Podría contarme de A-Niang?

En eso que caminaban y hacía su pregunta, Lan Xichen paró de inmediato. Jingyi temió ser regañado, supo que no debía de preguntar al ser ese tema tan delicado para su padre, pero también deseaba saber más de su otro padre el que todos decían que había dejado este mundo para vivir en uno mejor. No lo comprendía, Jingyi no comprendía aún la muerte. Las cosas que el pequeño sabía de su otro padre era por las cosas que le contaba su tío Wangji, su abuelo, las tías mayores, pero nunca supo nada por parte de su padre Xichen. Sus ojos se aguaron cuando Jingyi supo que había cometido un error, de su boca quiso salir miles de disculpas, pero aquellas palabras quedaron atorados en su garganta cuando su padre Xichen volvió a caminar sin soltar su pequeña mano.

__ Él era hermoso. __ Lan Xichen suaviza su expresión neutra dando paso a una sonrisa y una mirada de varios sentimientos encontrados. __ Cuando lo conocí, el lucía muy asustado, tenía ojeras y un rostro delgado. Él solía huir de mí, siempre me evitaba a toda costa.

Jingyi volvió a mirar a su padre, y en él pudo ver una sonrisa embobado, como si lo que relataba era un recuerdo muy dulce.

__ Tío Wangji me dijo que A-Niang era una persona muy amable.

Lan Xichen asiente en afirmación. __ Lo era, pero también era una persona muy arisca, orgulloso, irónico, y puedo decir fue eso lo que gustaba de él. A su lado nada era aburrido, siempre tenía algo que decir sin importar si era hiriente, y si sabía que sobrepasó los límites, hacía lo posible para remediar sus faltas. Era una persona muy compasiva, también justa.

Jingyi sonrió por las palabras dichas de su padre. Sus mejillas se colorearon y sus ojitos azules amatistas se iluminaron como el cielo estrellado en las noches. Lan Xichen amó ver así a su cachorro, no gustaba de verlo triste, pero no sabía que hacer para evitar aquello. Su pecho se calentó en una comodidad que sintió tan lejana, tuvo el impulso cargar a su cachorro en brazos, y como recompensa, lo escuchó reír tan animadamente. Tanto fue la alegría de Jingyi que Lan Xichen se sintió contagiado.

Descendiente De La Fuerza Y Pureza | XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora